LA HABANA, Cuba.- La incertidumbre ha vuelto a acechar a un grupo de cuentapropistas vendedores de flores en la Habana Vieja. La interrogante sobre qué sucederá con su local de trabajo se ha adueñado de sus vidas desde que las autoridades les notificaron que el próximo 16 de febrero tienen que abandonar el lugar, debido a una supuesta reparación.
Según refleja Luanda Kirenia Fernández, el pasado miércoles fueron visitados por autoridades del Gobierno Municipal, quienes los convidaron a una reunión para el día siguiente con el fin de explicarles todos los pormenores.
“La que vino fue una mujer y lo primero que nos dijo fue que no cogiéramos más flores para vender, y automáticamente nos comunicó que debíamos estar al día siguiente a la una de la tarde en la sede del Gobierno Municipal de Habana Vieja, que allí nos explicarían todo”, indicó Fernández.
El tema, según destaca, generó una gran incertidumbre entre todos los trabajadores, atendiendo a que en el pasado tuvieron que recurrir a varias instituciones, e incluso, presentar hasta una demanda ante la Fiscalía para no ser desalojados del espacio donde hoy radican, enclavado en las ruinas de un viejo edificio que se derrumbó en la calle Egido, del municipio Habana Vieja.
En la reunión, la cual transcurrió en un ambiente respetuoso, refleja Magali Barban Moreno que el presidente del Gobierno les informó que el local sería sometido a una reparación, la cual sólo abarcaría las paredes y el piso.
“Nosotros lo primero que planteamos fue el tema del baño y los techos, algo que nos afecta muchísimo porque tenemos que hacer nuestras necesidades en cubos, y con respecto al techo porque el sol acaba con nosotros y con la flores, y los días de lluvia para qué decirte lo que pasamos”, puntualizó.
Sin embargo, según confiesa Magali, las autoridades no se comprometieron a resolver dichos planteamientos, basados en que el Estado no dispone de un presupuesto para esto “aunque dijeron que lo tendrían presente”.
En tanto otro de los cuentapropistas, bajo condición de anonimato, advirtió que ellos propusieron entonces correr con los gastos del techo y el baño, pero solicitaron al Gobierno Municipal que les gestionaran el contrato con alguna empresa estatal, “pero tampoco nos dieron su palabra en ese sentido”, especificó.
Añade además la fuente que las autoridades le explicaron también que si ellos querían podían apoyar con su mano de obra en la reparación del local “aunque insistieron que era de manera voluntaria”.
La mayor preocupación, según coincidieron los diecisiete vendedores de flores, en primer lugar es de qué van a vivir durante el tiempo de la reparación, que según les informaron sería alrededor de un mes; y su segunda preocupación, si realmente los dejarían regresar al local.
“Esa película yo la he visto varias veces: Para poder sacarte del espacio te prometen villas y castillas, pero a la vez que sales, nunca regresas. Eso ya se lo hicieron a otro grupo de trabajadores en las cercanías del antiguo mercado de Cuatro Caminos, además yo trabajaba en dicho mercado vendiendo flores también, y para sacarnos de allí las autoridades nos prometieron igual, en una reunión, que cuando terminaran de repararlo regresaríamos… y mira, ahora va a ser un centro comercial pero en CUC (moneda convertible). Ellos no tienen palabra”, afirmó otro empleado, que también pidió el anonimato.
Por más de 25 años estos mismos vendedores de flores por cuenta propia trabajaron en los portales del mercado de oferta y demanda de Egido, que en la actualidad se encuentra sometido a reparación. En junio de 2016 fueron desalojados de este lugar ante la puesta en marcha de una resolución emitida por el Instituto de Planificación Física, que prohíbe la realización de actividades por cuenta propia en portales, dependiendo de algunos parámetros establecidos por los mismos.
Fueron las propias autoridades del Gobierno Municipal las que le otorgaron, en aquel entonces, el local que hoy ocupan, que generó discordias entre las dos partes, por causa de que días después de entregado los intentaron desalojar nuevamente por encontrarse este en peligro de derrumbe.
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