
LA HABANA, Cuba. -Una protesta de médicos se desató el pasado jueves 15 de julio, cuando tres pacientes con H1N1 ocuparon, por decisión de la administración del capitalino hospital Julio Trigo, las camas 1,2 y 3 del primer cubículo de la sala 3C. Este reportero fue testigo ocular de los hechos.
Después de varias horas de discusión, con llamadas al Ministerio de Salud Pública (MINSAP) incuidas, los médicos tuvieron que acatar la orden del organismo, la cual dispuso que cuando las salas infecciosas estén saturadas con casos de H1N1 se tiene que disponer de otros locales.
Para evitar males peores, inmediatamente se dispuso la entrega de nasobucos a trabajadores, acompañantes y el resto de los pacientes hospitalizados.
“Estamos en una sala donde solo existe una manguera para suministrar oxígeno y hay que estar esterilizando continuamente los instrumentos”, comentó la acompañante de la cama 5 de la sala 3C, una cubano-americana de visita familiar en la isla.
Desde el miércoles 14 de julio, el hospital Julio Trigo, ubicado en la periferia sur de la capital cubana, puso en alerta a las autoridades de salud con la llegada de sospechosos de H1N1. La sala 4C está saturada con casos de la influenza y cuatro hombres y una mujer ocupan la sala 3C de medicina general. Semanas atrás, casos con dengue hemorrágico y tuberculosis eran recibidos en las salas 3B y 3C, respectivamente.
Veinticuatro horas después de la protesta, sobre las 2 pm del viernes 16, el Ministro de Salud Pública, el doctor Roberto Morales Ojeda, recorrió con una treintena de funcionarios las salas del hospital. Esta es la segunda visita de Ojeda en menos de dos meses. El 24 de mayo visitó la instalación con una comitiva similar, supuestamente para ver el estado de las obras de restauración que se ejecutan hace cuatro años.
Pacientes disgustados por desidia institucional
“El Julio Trigo está enfermo de muerte. No se entiende como en un hospital no exista dipirona (duralgina) o paracetamol para bajar la fiebre, algo que hay en todas las farmacias de La Habana, incluso en las que están cerca de aquí”, dijo Magalis Fuentes, de visita en el hospital.
Muchas veces el control de los medicamentos es asumido por los propios médicos o pacientes con larga estadía. Sin embargo, es recurrente la falta de medicamentos o las pruebas diagnósticos que se tienen que repetir por el robo de reactivos, como por ejemplo la broncoscopía, una biopsia de pulmón que requiere de un alcohol especial.
“Se han tenido que repetir algunas pruebas porque el alcohol está adulterado. No se entiende como por el monitor se percibe el tumor y luego cuando extraes la muestra todo da negativo. Tenemos que tener el alcohol bajo llave, es lamentable. Pero más lamentable es que un paciente tenga que repetirse un examen tan incómodo”, comentó una doctora bajo condición de anonimato.
Además del robo de alcohol, se conoce que los sueros de metronidazol, destinados únicamente a los hospitales, se venden en el mercado negro como medicamento para las palomas. Incluso, el rosefín, un antibiótico de amplio espectro bajo estrictos controles administrativos, es utilizado por los criadores de conejos para combatir las diarreas bacterianas.
Especialistas en oncología, neurología, hematología, ortopedia, técnicos de laboratorio, enfermeras y jefes de sala, han abandonado este hospital en los últimos cuatro años, precisamente por no sentirse a gusto con el personal o por no contar con las condiciones adecuadas.
“En Julio Trigo siempre hubo buenos médicos, pero es el último hospital donde ellos (los médicos) quieren trabajar, también en donde la población colindante no quisiera atenderse nunca. La remodelación de varias salas con nuevas camas y equipamiento no le va a quitar el cartelito de Sala 8, comentó Julio Vera, vecino del lugar.

Parches del MINSAP
La orientación del MINSAP de no aislar a pacientes o sospechosos con H1N1, no solo pone en peligro a enfermos y acompañantes en las salas de medicina (misceláneas) a nivel nacional, sino también a los familiares que acuden en horario de visita. Tal es el caso de Natalia Roque Alfonso, una gestante de 23 años que acudió el miércoles 15 de julio a la sala 3C para visitar a su abuelo. Actualmente se encuentra ingresada en el Hospital Nacional con sospecha de la influenza.
“Estas son cosas que no salen por la televisión”, comentó Félix Echemendía, un médico de 73 años que está hospitalizado con una afección pulmonar crónica en la cama 6 de la sala 3C.
El hospital Julio Trigo está anclado en el municipio Arroyo Naranjo, considerado el de peor índice de criminalidad en la capital. Cuenta además con una sala para reclusos. Más del 60% de su personal vive en los barrios aledaños: La Guinera, Párraga, Mantilla, La Palma, La Lira y Los Pinos. Se prevé que después de terminada la remodelación total de la instalación, éste sea utilizado para tratar únicamente enfermedades infecciosas como la tuberculosis y neumonías bacterianas.