GRANMA, Cuba.- Desde febrero pasado la sombra fue desapareciendo progresivamente del parque central bayamés Carlos Manuel de Céspedes, mientras una brigada de demolición talaba, a ras de la tierra, los 39 flamboyanes que le rodeaban.
Este sitio, además de histórico, fue la primera Plaza de la Revolución que tuvo Cuba con ese nombre y constituía hasta hace poco uno de los espacios públicos más visitados y céntricos de la urbe bayamesa. Actualmente ofrece además servicios de wifi.
Hoy en el parque Carlos Manuel de Céspedes ronda una atmósfera de desolación… e insolación. La frescura de que antes gozaba ha sido trocada en tórrido vapor, y sus bancos de mármol con espaldares y brazos de hierro y su piso de granito pulido brillan al sol, mientras paseantes e internautas buscan refugio en los portales aledaños.
La fronda de los árboles que sombreaban el parque citado, ofreciendo frescura y purificando el aire, servía además a colonias enteras de aves, que hacían de ella su hogar nocturno y llenaban de trinos las mañanas y atardeceres. Según Rafael Reyes Tamayo, vecino del lugar, “después que cortaron las matas, una invasión de bichos (insectos) se aglomeran todas las noches alrededor del alumbrado público”.
El basamento de la decisión gubernamental local para la poda responde a la teoría de Jesús Catasús Guerra, licenciado en ciencias biológicas, quien argumentó ante la prensa local que “el framboyán amarillo no es un árbol para el interior de las ciudades. Crece rápido y corpulento. Sus raíces pivotantes, no profundas sino superficiales, dañan el contorno donde crecen y sus ramas por demás son quebradizas”.
La drástica medida, muestra de agresión al medio ambiente y destrucción del patrimonio local, fue antecedida por el talado total de los árboles de la cafetería El Viajero, aledaña a la Terminal de Ómnibus Nacionales y el Parque del Amor, frente al hospital provincial bayamés.
El talado alterno pudo ser la opción más ecológica y acertada, al permitir la sustitución parcial y equilibrada, dejando temporalmente algunas partes sombreadas, pero Bayamo, como el resto de Cuba, está lleno de obras a realizar por plazos que jamás son terminadas; los recursos destinados a las operaciones posteriores desaparecen o se destinan a otras obras, dejando colecciones de trabajos inconclusos.
Desacertadamente los árboles (Ficus benjamina) que sustituirán los difuntos flamboyanes, comparten características similares a los talados. El clima tropical y las altas temperaturas son favorables para un rápido crecimiento. Estas plantas pueden superar los 30 metros de altura en condiciones naturales.
Ejemplares de apenas dos metros de altura, sembrados como sustitutos, ya muestran gruesas raíces superficiales en los estrechos parterres donde han sido sembrados. Cuando alcancen la edad de los talados, los daños pudieran ser catastróficos.
Refiriéndose a la tala, Rafael, un vecino del lugar, opina: “Quizás fue necesario por el daño que hacían los gajos al caer y la previsión estatal ante futuros huracanes y los daños estructurales, pero también es cuestionable el daño ecológico que entraña la decisión; esas cosas no se pueden decidir por un solo factor en contra, sin tener en cuenta los factores ambientales, la comodidad social y mucho menos la afluencia de personas al lugar”.
Continúa, mientras señala el Hotel Royalton, ubicado frente al parque: “Ahí vienen cantidad de turistas y la vista principal es este parque. ¿Tú crees que con esta desolación les dé ganas de sentarse al sol o tomarse alguna foto en este desierto?”, no, que va, esas decisiones no se debían tomar a la ligera”.
Efraín Céspedes Luna, residente del poblado de Julia, afirma que, por un árbol cercano, su casa corre los mismos riesgos que el Gobierno Municipal ha querido evitar en el parque bayamés, sumándole una invasión de murciélagos. Sin embargo a pesar de sus múltiples gestiones nunca ha tenido ayuda de nadie.
La Promotora Cultural, Katy Rodríguez, reflexiona: “Aquí (en el parque) se hacen cantidad de actividades culturales, recreativas y celebraciones, incluso ha sido sede de graduaciones masivas y actos políticos. Yo no sé cómo se las van a arreglar para rescatar esas cosas, porque ahora solo se puede estar aquí después que cae la tarde. Por el día y a pleno sol, esto es una hoguera.
Su interrogante obtuvo respuesta durante la inauguración de la actual Feria del Libro en Bayamo. Se inauguró al amparo de la noche anterior, 13 horas antes del comienzo oficial de las ventas. Otras actividades vinculadas al evento, también han sido planificadas para el horario nocturno. Para la venta de libros en horario diurno, se han tenido que armar carpas, toldos y naves desmontables en las calles circundantes.
Otro aspecto ignorado por los antiecológicos decisores fue el valor sentimental e identitario de la talada arboleda. Muchos sienten añoranza de acontecimientos pasados, bajo la desaparecida sombra. Pasarán años antes de volverla a disfrutar en horario diurno.