ARTEMISA, Cuba. (Jorge Bello Domínguez) -Mientras dos ancianos, pertenecientes a una Casa de los Abuelos en el municipio Plaza de la Revolución, acapararon titulares en la prensa oficialista del pasado 13 de enero, y además sirvieron como exponentes de los logros alcanzados por el régimen, en materia de atención y protección a la tercera edad; existen otras personas de ese mismo grupo etario, desprotegidas y a merced de la caridad de los vecinos, enfrentando a diario una miseria aterradora y siendo cómplices de su verdadera tristeza, por la inhumana vida que llevan.
Gloria Elena Cabrera Díaz, residente del poblado de Güira de Melena, provincia de Artemisa, tiene una vida que transcurre en la más extrema pobreza, y no cuenta con la suerte de acaparar titulares, puesto que su miseria es contraria a todo lo que el régimen divulga. CubaNet pudo corroborar su situación.
Esta señora padece de epilepsia y se encuentra totalmente desatendida por las diversas instituciones del régimen, incluyendo Bienestar Social.
Para alimentarse depende de la caridad de una vecina, que se ocupa de al menos darle un plato de comida, puesto que la conoce de hace más de 40 años. También otros vecinos de su cuadra, han enviado cartas al gobierno provincial de Artemisa, para que analicen el caso de Gloria Elena, pero hasta el momento no ha habido resultados.
Ella, además, cuenta con graves afectaciones estructurales en su vivienda. Es damnificada desde hace 10 años, por haber sido afectada por el huracán Charlie, sin que se le haya suministrado algún recurso para reparar su casa.
Tampoco los llamados “trabajadores sociales” se han ocupado de realizar una adecuada investigación con ella, porque solo recibe una pensión simbólica de 147 pesos al mes.
Esta anciana, próxima a cumplir 79 años, ve como la vida se le va apagando lentamente; sola, desamparada, deseosa de algún día sentir el calor de su hogar y con la esperanza de no ser una de las tantas marginadas por un sistema que le prometió seguridad en el pasado y que solo le ha traído desolación y penurias.
Gloria Elena Cabrera Díaz también necesita y merece ser feliz.