LA HABANA, Cuba. — Un chorro de agua con orina, heces fecales, vertiendo día y noche por un tubo de seis pulgadas de diámetro, pone en riesgo la salud de vecinos, de los cuales casi una veintena son niños, y la mitad de estos con menos de 6 años.
Se encuentra en calle Juan Abreu entre Teresa Blanco y Juan Alonso, barrio habanero de Luyanó.
Refiere la madre de dos niños, quien a su vez es vecina con la zona de contaminación, que “lo malo no es que lleven años sufriendo pestilencias, sino el tiempo que les puede faltar”…“Hemos denunciado eso en todas partes y no se resuelve, parece que (el salidero) lo quieren dejar ahí como una decoración, como manantial de inmundicia…”, dice ella con ironía.
Las aguas corren por encima de la agrietada acera y se filtran hacia abajo, por donde van las tuberías con agua potable. El agua potable llega a los domicilios en días alternos. De haber un salidero en las redes potables, este puede ser la entrada de la contaminación, pues cuando deja de ser bombeado el líquido, la fuerza de gravedad retirándose por las tuberías succiona una indeterminada porción albañal, la cual llegará a las casas junto con la potable, una vez comience el ciclo de bombeo del agua potable. Si es bebida sin hervir, llega el riesgo de enfermar y hasta de morir.
También llega el riesgo con el entra y sale de los inquilinos a sus casas, portando los gérmenes en sus zapatos.
La contaminación aquí se relaciona con un estudio realizado en 3 880 escuelas de Chile, llevado a cabo por investigadores del Banco Interamericano de Desarrollo, recién publicado en el periódico Granma. Se demostró que los altos niveles de contaminación atmosférica originan un menor rendimiento escolar en los niños.
Otro residente muy cercano al foco de enfermedades, manifestó, haciendo uso del anonimato y en tono de resignación que el problema apenas es nada ahora, que “cuando se tupe de verdad la conductora principal soterrada, la cantidad de aguas pútridas provenientes de varias calles más arriba comvierte en un río de mierda este pedazo”.
Una vez publicada esta crítica en la prensa independiente, pueden suceder dos cosas. Una, que las instituciones del gobierno reaccionen con prontitud. La otra, que por pura temeridad retrasen la solución. Así respondí a un vecino que me motivó “a poner fotos en internet” de esta contaminación.
Otras fotos de Juan Carlos Linares