LA HABANA, Cuba.- Desde el año pasado la prensa oficialista se ha hecho eco de la compra de nuevos ómnibus Yutong y de otras medidas para mejorar la calidad del servicio de transporte.
La dirección de la Empresa de Ómnibus Nacionales (EON) pretende que los nuevos vehículos estén dotados de un GPS para conocer su ubicación exacta e impedir las paradas de los choferes en lugares no autorizados para comprar productos y recoger pasajeros ilegalmente, quienes se ubican en los pasillos en detrimento de la calidad del servicio.
En un viaje que hice el 23 de marzo pasado desde Cienfuegos hasta Santiago de Cuba corroboré que el servicio también está perjudicado por el deterioro de las terminales de ómnibus interprovinciales.
La de Sancti Spíritus es tan pequeña que cuando dos o tres guaguas coinciden en ella los pasajeros carecen de espacio para una estancia cómoda. Esto debe mejorar cuando se termine la nueva terminal que, según la prensa oficialista, ya comenzó a construirse, aunque sólo Dios sabe cuándo la terminarán. En cuanto a la de Ciego de Ávila, otrora la más moderna y hermosa del país, a las 9 p.m. su andén estaba a oscuras y las ofertas de su cafetería eran escasas. El servicio era lento y no faltaba el maltrato a los clientes mediante respuestas incorrectas, demoras y mala manipulación de los alimentos.
Los baños, aunque ahora están administrados por cooperativas de trabajadores y han aumentado el precio en un 80 % —antes cobraban 0.20 pesos, ahora 1.00 peso— siguen igual que antes. Ni en los de las terminales mencionadas ni en el de Bayamo había papel sanitario, toallas o aparatos eléctricos para el secado de las manos y sólo en el de la ciudad del Padre de la Patria había jabón. ¿Cómo se justifica el drástico aumento del precio de un servicio que rinde pingües dividendos sin que el cliente reciba algún beneficio?
Una mancha en la Perla
Cienfuegos jamás ha tenido una terminal de ómnibus a la altura de su significación y belleza. La que existe en la calle Gloria entre las de San Carlos y Santa Cruz desde finales de los años sesenta del pasado siglo fue el antiguo edificio de la empresa de Obras Públicas y nunca colmó las expectativas de los cienfuegueros.
Desde el pasado 20 de octubre se iniciaron los trabajos de reparación y remodelación del edificio. Se rumora que cuando concluya será solamente la terminal de ómnibus interprovincial pues la intermunicipal tendrá otra sede. Según el proyecto la obra debió haberse terminado el 20 de febrero de este año, pero el pasado 23 de marzo, más de un mes después, la situación todavía pintaba mal para los pasajeros.
En el único salón de espera que está en funcionamiento deben permanecer los viajeros con reservaciones en Vía Azul —el pago es en CUC—, los que tienen reservaciones con la EON y los de la lista de espera. No existe ninguna información que oriente donde se deben chequear los boletos. Los pasajeros deben ir hasta el segundo piso para hacerlo y luego bajar con su equipaje hasta el patio de la terminal para abordar el ómnibus, en un recorrido de más de cien metros. Una vez allí deben esperar a la intemperie hasta que el maletero clasifique el equipaje y luego deben llevarlo hasta el ómnibus. Todas estas molestias ocurren desde el pasado mes de octubre sin que la EON haya rebajado el precio del pasaje, algo lógico teniendo en cuenta las molestias que sufren los pasajeros.
Según una conversación que este reportero sostuvo con uno de los trabajadores de la brigada de construcción, que accedió a responder nuestras preguntas a cambio de que no reveláramos su identidad, el atraso de la obra se debe a que algunos materiales no llegaron a tiempo y otros, como las losas del piso, tenían defectos y tuvieron que buscar otros suministradores. Según su opinión los trabajadores han hecho un gran esfuerzo pero esos problemas crearon un atraso considerable en la ejecución del proyecto.
Es evidente que quienes decidieron acometer el trabajo no tuvieron en cuenta los inconvenientes que provocaría simultanear las acciones constructivas con la prestación del servicio. Algo que recibe muchas críticas de los pasajeros es que el baño público casi siempre está cerrado por falta de agua u otras razones. Uno de los pasajeros, identificado como Gerónimo Dauzá Columbié, vecino de Palma Soriano, nos dijo: “Mi hijo vive en la Ciudad Nuclear —zona del Castillo de Jagua, a la entrada de la bahía— y tuve que salir de allí temprano para evitar contratiempos. Llegué aquí sobre las 11 a.m. y no pude entrar al baño porque está cerrado. Tuve que caminar seis cuadras hasta el Prado para ir al baño de un restaurante. Trabajo me costó pues decían que era para los clientes y no para la gente de la calle. Y mira como está el sol. Creo que debieron haber pensado en todas esas molestias”, concluyó.
El fin del servicio de transporte por ómnibus es que el pasajero se sienta satisfecho, más cuando se trata de una travesía de hasta 14 horas. En tal sentido la EON tiene mucho camino que recorrer. Es algo que va mucho más allá de contar o no con ómnibus nuevos.