GRANMA, Cuba.- “El miércoles próximo te vamos a desalojar de aquí como sea y vamos a traer la policía”, han dicho los máximos dirigentes del municipio de Media Luna, Granma, al campesino de 89 años, Ángel Luis Linares Fonseca, propietario legal por más de 30 años de un tercio de la finca privada Doña Juana, donde ha vivido desde su infancia.
María Elena Linares Verdecia, mediando por la inminente expulsión de su padre de su terruño natal, acudió a los dirigentes del Gobierno Municipal, solicitando justicia en su favor, pero le fue negada.
Entre explicaciones, cita María Elena sus gestiones: “Conversé con Ariel, el presidente de Gobierno; con Alexander Acosta García, director de Tenencia de Tierras; Alexander Hidalgo Araujo, delegado de la Agricultura; Madelaine Jerez Escalona, del Gobierno; Crescencio Miguel Zambrano; Alexander el Subdelegado de la agricultura Provincial, etc.”
Yordanis Linares Verdecia, otra hija de Luis, dice enojada: “Eso siempre fue una finca familiar. Antolín Izaguirre Suarez, su antiguo dueño, que crió a mi padre, para evitar conflictos, dividió la finca en tres antes de morir y le dio un pedazo a papá. La propiedad original desapareció y ahora aparece a nombre de esta joven usurpadora, que está intentando botarlo de aquí”.
Todo comenzó en 2011, cuando Diosmérida Fonseca, heredera 12 años antes de otro tercio de la finca, junto a su esposo Faustino Fonseca Téllez, amenazó a Luis Ángel con darle candela a su casa si no abandonaba su parte de la finca. El incendio ocurrió “casualmente” un tiempo después, sin que las autoridades encontraran culpables.
Según María Elena, durante el litigio por las tierras, Diosmérida se adjudicaba toda la finca, mostrando unos documentos de propiedad, que posteriormente fueron cuestionados. Esto coincidió con la pérdida de las oficinas de Vivienda de los documentos originales de propiedad de la finca, anteriores a 1999, donde constaba la propiedad de un tercio de la misma en favor del anciano desalojado.
“En este desalojo hay más personas involucradas que las que dan la cara. Cuando el huracán Dennis, la casa fue derrumbada totalmente y nunca nos dieron los materiales para arreglarla, pero existen documentos que fue reconstruida y que los materiales fueron entregados. Luego quemaron la casa y no apareció culpable, todas las reclamaciones han sido nulas, la propiedad de la finca es falsa y no es posible que nadie se tome el trabajo de aclarar las cosas”, dice Yordanis.
La propiedad del anciano (0,89 hectáreas), sembrada con más de un centenar de árboles maderables, otros cientos de frutales y aguacates, un palmar, un cafetal y tierras cultivables, propicia a la familia jugosas ganancias en tiempos de cosecha.
Yordanis se lamenta: “Mira que se han hecho gestiones y nunca nos han querido ayudar. Al contrario nos han multado por vender nuestra cosecha y no quieren que volvamos a sembrar. Ahora para colmo, la solución es desalojar a papá y quitarle la finca donde vivió toda su vida. A su edad eso es matarlo”.