LA HABANA, Cuba. – Gran irritación provoca entre la población residente en la zona de La Timba, del municipio Plaza, la reiterada falta de pan que presenta la única panadería que hay en el barrio. Según explican los consumidores, esta instalación, ubicada en la calle 37, entre 2 y Paseo, paraliza su producción por las constantes roturas de los hornos desde hace unos dos años.
CubaNet entrevistó a varios vecinos que compran en dicho establecimiento, y que no pueden darse el lujo de adquirir una flauta de pan que cuesta diez pesos.
“Cuando sucede este percance, que los hornos entran en huelga, y dejan de funcionar, se trae el producto de otras panaderías para seguir vendiendo el pan normado. Pero ya de por sí este alimento posee una pésima calidad, imagínate ahora cómo llega el nuevo pancito cuando procede de otro centro de elaboración. El que nos traen es pequeñito, medio duro y viejo, que ni los perros quieren probarlo, después que lo huelen”, dijo María Emilia, una señora de esta barriada, enfermera de profesión y jubilada.
Leonardo, nativo de la Timba, y más conocido por Boby el Bailarín, declaró: “Súmale las molestias de tener que estar al tanto de la llegada del pan. Después, tú sabes, se arman las largas colas, al estilo de las que ridiculizó Pánfilo en el teatro, ese personaje del programa humorístico Vivir del cuento. En Cuba se ha perdido el respeto por el tiempo de los demás, y a uno se le va el día en resolver cualquier cosa, por sencilla que sea. Está visto y comprobado que a nadie en este país le interesa trabajar bien y rápido.”
“Claro que el servicio de esta panadería ha mejorado en algunos aspectos”, dice un ancianita conocida por Toña. “Hace unos meses atrás no te daban ni vuelto al comprar. Esto de no dar vuelto es una enfermedad contagiosa, bastante común en los comercios estatales, y en los ómnibus urbanos. Pero bueno, no hay que desesperarse, porque el infarto está ya que hace olas, y el demonio anda suelto y sin vacunar.”
Los pobladores de la Timba se quejan de que las autoridades de este municipio han hecho poco por el bienestar de esta comunidad. Incluso, aquellas instituciones que en el pasado desempeñaron funciones sociales importantes, fueron cerradas.
Nos comenta el viejo Esteban, quien trabajó como lector de tabaquería, y ahora es un eficaz recolector de materia prima: “En general, todo va a parar al balón inflable de las promesas, que nada cuestan. Aunque una vez el ‘globito’ terminó, si la memoria no me falla, en alguna pinturita exterior para enmascarar el aspecto cochambroso de las casas y edificios”.
Cuando le expliqué que en la antigua Unión Soviética, allá por el año 1963, a raíz del racionamiento de la harina, a Jrushchov se le ocurrió inventar la receta del pan inflado con aire, para que pareciera tener el tamaño requerido y desde ese entonces se conoce como el Pan de Nikita, nuestro entrevistado me replicó impetuoso: “¡Bróder, eso sí es una tremenda idea para ponerla en práctica en Cuba, porque también estas instalaciones funcionarían como poncheras para los autos y las motos! Escúcheme, pues le habla la voz de la experiencia, y yo le digo a usted que durante mucho tiempo la eficiencia productiva de esta panadería, alias La que más se rompe, ha sido y es mediocre, inestable e impredecible. Y son muchos los compatriotas que aún se recuerdan de las pocas veces que podían adquirir la cuota asignada de pan en las horas tempranas, es decir, antes de que sus hijos entraran a clases, y así poder prepararles una meriendita”.
Finalmente, una profesora jubilada de la escuela primaria Gustavo Pozo, y que prefirió no se mencionara su nombre, sobre este tema nos comentó: “Mis abuelos y mis padres vivieron aquí mucho antes del arribo de los barbudos de Fidel, y no eran ricos, sino humildes trabajadores, pero no sufrieron una calamidad tan grande como la que soportamos ahora. ¿Di tú, si este socialismo es irrevocable entonces tenemos que seguir padeciendo el mal pan y el resto de las penurias?”.
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