LA HABANA, Cuba.- Un Decreto-Ley en el año 2012 autorizó la creación de 498 Cooperativas No Agropecuarias (CNA). Su creación correspondió a los lineamientos económicos 25, 26 y 27, aprobados en el Sexto Congreso del Partido Comunista.
Las CNA son organizaciones con personalidad jurídica y patrimonio propio, cuya finalidad es producir y prestar servicios. Como propiedad social, no pueden ser vendidas ni traspasadas a otras cooperativas, propietarios de negocios privados u otras personas naturales. Mantienen relaciones contractuales con otras cooperativas de similar naturaleza; con empresas, unidades presupuestas y propietarios de negocios privados.
De acuerdo al informe “Organización Institucional, principales entidades, enero-diciembre 2014”, emitido por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), el gobierno ha autorizado en los dos últimos años la constitución de 345 cooperativas en diferentes sectores de la economía. El mayor número de ellas están localizadas en las provincias La Habana, Artemisa, Matanzas y Mayabeque.
Su desempeño, así dificultades y trabas de las CNA atendidas por los ministerios de Industria y de la Construcción, fueron analizados por la Comisión de Industria, Construcción y Energía de la Asamblea Nacional del Poder Popular, reunida los días 27, 28 y 29 del pasado mes de diciembre.
Las 28 CNA que atiende el ministerio de Industria están dedicadas a la recuperación de materias primas, las confecciones textiles, la fabricación de muebles, calzado, cerámica utilitaria y decorativa, la carpintería de aluminio, y el montaje y mantenimiento de equipos de pesaje y máquinas de coser. Estas cooperativas, que agrupaban a 446 socios, habían generado al finalizar 2015 ingresos superiores a los cinco millones de dólares.
Por su parte, en el MICONS funcionan 69 CNA, dedicadas a los programas de ahorro de agua y la construcción y reparación de viviendas. Han generado empleos, se dice que con salarios bastante elevados, particularmente en La Habana, que es donde se ha constituido el mayor número de estas cooperativas.
Las CNA constituidas en las carteras de Construcción e Industria se han incorporado al encadenamiento productivo con las empresas estatales, a partir de la comercialización de materias primas e insumos.
Pero según controles realizados entre julio y septiembre del pasado año, en el 89 % de las CNA que funcionan en los ministerios de Industria y la Construcción se detectaron 344 deficiencias, entre las que sobresalieron la incorrecta implementación de las normas jurídicas y los estatutos, el desconocimiento de los principios de su funcionamiento, así como la carencia de asesoramiento por parte de los respectivos ministerios y las dificultades de acceso al mercado mayorista. Así fue dado a conocer en varias publicaciones oficialistas.
Los cooperativistas se quejan de las dificultades que restringen el desempeño de sus actividades, entre ellas, las trabas que les imponen las empresas para comprar los insumos que necesitan, en franca violación de lo orientado por Marino Murillo Jorge, titular de Economía y Planificación, quien aseguró que las CNA tendrían prioridad de acceso al mercado mayorista sobre los dueños de los pequeños negocios privados.
A los problemas que confrontan las CNA para la adquisición a precios razonables de los recursos que necesitan para su trabajo se suman los altos precios del combustible, la baja disponibilidad de equipos especializados de la construcción, la falta de medios de protección e higiene, las dificultades para el arrendamiento o compra de camiones y camionetas, las maquinarias obsoletas, la lentitud de los bancos en el otorgamiento de créditos, y la escasez de locales para arrendar, especialmente en Santiago de Cuba, lo que ha llevado a que algunas direcciones de estas cooperativas hayan tenido que habilitar el domicilio de algunos de sus socios como oficinas.
Ante la ausencia de los prometidos mercados mayoristas tanto para las CNA de Construcción como de Industria, para poder cumplir con sus compromisos productivos y entregar a tiempo los diferentes pedidos no les ha quedado otra salida que adquirir los materiales y recursos que necesitan en el mercado informal, con conocimiento de causa sobre lo dudoso de la procedencia de esas mercancías.
Oficialmente, se insiste en el valor de las CNA como entes dinamizadores de la economía, que permiten al Estado “concentrarse en otras acciones para el desarrollo del país”; pero poco se atienden los reclamos de los asociados de estas cooperativas y sus quejas sobre las trabas y dificultades existentes.
Al cierre de 2015, en el sector industrial funcionaban 28 CNA. De ellas, 15 estaban dedicadas al reciclaje de materias primas, cuatro a la producción de artículos ornamentales y dos a la reparación, mantenimiento y montaje de motores y maquinarias.
De las 69 cooperativas que funcionan en el MICONS, 61 estaban dedicadas a la construcción y siete a la producción de materiales.
Tanto en la construcción como la industria, son estimulantes los pagos que reciben sus asociados. El pasado año, en el caso de las cooperativas dedicadas a la construcción, el pago promedio fue equivalente a 156 dólares mensuales, y los trabajadores contratados que laboran en ella devengaron salarios que rondaron los 148 dólares. El salario promedio en Cuba, por otra parte, es de menos de 25 dólares al mes.
A dos años de estar en vigencia el Decreto-Ley que autorizó la constitución de estas cooperativas, de los 353 expedientes para solicitar su creación, solo 70 han sido aprobados.
A pesar de los buenos resultados que logran las cooperativas que ya funcionan, todo indica que el gobierno no quiere que existan muchas más. Parece que, como dice el refrán, “compró pescado y le cogió miedo a los ojos”.
origenesmadiba@gmail.com