
ARTEMISA, Cuba – Para quienes viven en el municipio de San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa, el cierre del Círculo de Artesanos, surge como resultado del abandono y desinterés de los directivos de cultura y del gobierno municipal, a lo que puede adicionarse la falta de gestión por parte de estas autoridades.
Al pasar por el viejo edificio, ubicado en la Avenida 39 esquina a 60, y mirar a su interior por sus destruidas ventanas, se pueden constatar los estragos que ha hecho el tiempo y la gente necesitada: en el piso hay huecos, por la pérdida de las losas; así como escombros amontonados, que no son más que pedazos del repello del techo que se han desprendido.
En un pequeño espacio que tenía al aire libre, y por el cual se entraba al Salón Colonial, que era una especie de cabaret, sólo se ven puertas y ventanas tapiadas. Las lámparas en el techo del salón están todas destruidas, sin luces y a punto de caerse.
El Círculo de Artesanos era, en los años cincuenta del siglo pasado, la sociedad donde se celebraban bailes, actuaban importantes músicos y orquestas de aquella época, para lo cual había un gran salón iluminado. Un sitio como este, amplio, y que muy bien pudiera haberse utilizado para actividades culturales en San Antonio de los Baños, incluso sería el lugar ideal para que oyeran música y bailaran los jóvenes hoy, de manera que fuera aprovechado por la comunidad.
Pero ya, de lo que fuera el Círculo de Artesanos cada vez va quedando menos. No son pocas las construcciones antiguas y patrimoniales pertenecientes a este municipio, que igual han corrido este triste destino.
Las generaciones venideras de ariguanabenses –como también se les llama a los que viven en esta región– no podrán conocer personalmente nada de aquello que ha constituido patrimonio y símbolo de su localidad. Los que pudieron asistir a él en su época de esplendor, al ver las condiciones actuales del lugar, sienten tristeza; pero además la certeza de que quizás en lo que les queda de vida, no han de volver a ver este lugar restaurado y utilizado como centro cultural, a pesar de que forma parte de los elementos que son símbolo de la cuenca del Ariguanabo.
(Bárbara Fernández Barrera)