LA HABANA, Cuba.– El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) ha lanzado una fuerte campaña de fumigación en todo el país con el objetivo de eliminar el mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue, la fiebre Chikungunya y el Zika. Para la campaña han sido movilizados unos 9 000 efectivos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y cientos de miembros del Ministerio del Interior (MININT).
El ministro de salud, Dr. Roberto Tomás Morales Ojeda, inconforme con el resultado de la primera fase de la campaña, según expresó en su informe del mes de marzo, ha solicitado redoblar los esfuerzos para evitar posibles criaderos de mosquitos en cacharros y depósitos donde el agua pueda permanecer estancada. De la movilización para la campaña –que ya no es solo de fumigación, sino también de “descacharrización”– no escapan ni aquellos profesionales que serían más útiles en sus funciones habituales.
Hace varios días, los alumnos del Instituto Politécnico ‘José Ramón Rodríguez’, del municipio capitalino Plaza, esperaban la hora de entrada a las clases en las afueras del recinto cuando vieron llegar al profesor de Mecánica Básica, Jesús Díaz Calvo, vestido de militar. A los intrigados alumnos que le preguntaron por qué vestía el uniforme verde olivo les explicó que estaba movilizado en la campaña contra el mosquito Aedes Aegypti. Las clases comenzarían de nuevo toda vez que terminara la misión.
Hace sólo unos días, un inusual militar con cola de caballo fiscalizaba la labor de fumigación que unos compañeros suyos habían realizado antes en casa de este reportero. Al preguntarle si era militar profesional, respondió que era fisioterapeuta de deshabituación de la adolescencia en la clínica de Atabey. Sobre qué pasaría con sus pacientes que necesitaban tan importante atención, alcanzó a responder que “tendrán que esperar mientras yo esté movilizado”.
El movimiento de recursos contra la propagación de enfermedades recuerda a aquella campaña por lograr diez millones de toneladas de azúcar en 1970. El país entero se movilizó, se paralizaron las industrias y la vida giró alrededor de semejante empresa que, pese a tanto esfuerzo, jamás se completó.
Por su parte, un ama de casa que reside cerca del Zoológico, en el capitalino municipio Plaza, cuenta indignada que desde hace tres semanas no se puede atender con su estomatólogo porque está movilizado en la campaña contra el Aedes Aegypti. “Esto es desvestir a un santo para vestir otro”, concluye la entrevistada.