GÜIRA DE MELENA, Artemisa.- Acudir a la terminal de ómnibus en Güira de Melena, uno de los municipios que forman parte de la joven provincia de Artemisa, es un tormento. La instalación tiene en sus alrededores una cafetería, mini- restaurant, un improvisado albergue para los casos de la epidemia de dengue y hogares de familia, entre otros.
Sin embargo, para acceder a tomar un auto, camión, o las escasas guaguas locales, los usuarios deben transitar por un mar de aguas pestilentes, que al paso de los días de estancamiento se tornan de un color verdusco y destilan un hedor irrespirable, dentro de un local improvisado, al cual llaman andén de espera.
También los residuos de basura que desechan los pequeños negocios de sus alrededores, hacen de la zona un hábitat favorable para el desarrollo de enfermedades.
Conversamos con uno de los porteros del lugar. Apodado “El Chino”, no quiso revelar su identidad ni dejarse fotografiar por miedo a represalias. Explicó que cuando pasaban varios días de estar las aguas estancadas y con mucha fetidez, es que ponían un extractor de agua y la drenaban por toda la Calle Real (nombre por el que se conoce la calle 82). De esa manera resolvían –de forma momentánea- el problema hasta que volvía a llover y se repetía nuevamente la historia.
Para los que viven en este municipio y están acostumbrados a la dejadez gubernamental, toda esta situación no es más que una “chapucería”.
(Martha Domínguez Calero)