MAYABEQUE, Cuba.- “Que no nos den más fogones ni ollas chinas si al final no tenemos nada que cocinar, llevo 2 días durmiendo aquí y ya no aguanto más”, exclamaba una mujer a viva voz que se encontraba en la cola para comprar el módulo de cocina por inducción en el municipio Bejucal. Este viernes 5 de febrero comenzó la venta de estos módulos que cuentan con un fogón eléctrico, una cafetera, dos ollas y una sartén.
El Estado asigna un módulo por cada núcleo familiar, el precio subsidiado de venta es de 500 pesos (unos 20 dólares al cambio) por unidad. Las colas frente a las tiendas de comercio que son las encargadas de vender estos productos pueden llegar a durar 3 días. Las personas deben dormir en el lugar para no perder su turno.
“Llevo 2 días de cola para poder comprar el módulo, al final el fogón es chino y seguro que se rompe enseguida como las ollas que nos vendieron hace algún tiempo y que después nos ha costado mucho dinero arreglar. Esto es una falta de respeto, la mayoría de las personas que estamos aquí haciendo cola y durmiendo en este lugar trabajamos y tenemos muchas cosas que hacer”, comenta Diana Pérez Santana, una doctora de médico de familia que se encontraba en el lugar desde la noche anterior.
En el municipio Bejucal asignaron solamente una tienda llamada “La Campana” para distribuir estos equipos. Debido a esto se forman interminables colas. El fenómeno ha traído un nuevo negocio para personas que duermen en el lugar para posteriormente vender los turnos a un precio de 5 dólares. Uno de los vendedores de turnos que se encontraba en el lugar y prefirió el anonimato nos comentó:
“Pasamos hasta dos noches aquí bajo el frío para poder vender 2 o 3 turnos, consideramos que lo que hacemos ayuda hasta cierto punto a las personas que no pueden permanecer en la cola porque trabajan”.
Javier Alvares, un albañil que se encontraba en la cola, nos explicó porque las personas no esperaban que la línea fuera menor para comprar los módulos.
“El primer día que comenzaron a venderlos, los mismos funcionarios de comercio divulgaron en alta voz que solamente habían entrado 500 módulos y que muchas personas se quedarían para cuando volvieran a entrar dentro de unos meses. Esto fue la causa fundamental. Solo 500 módulos para todo un municipio y el temor de muchos es que no entren más y la mayoría de las familias se queden sin adquirirlo.”
Al llegar las siete de la tarde, la tienda “La Campana”, que cuenta solamente con dos dependientes, cierra sus puertas hasta el día siguiente. El que no alcanzó a comprar deberá dormir en el lugar para no perder su turno. El objetivo final, comprar un fogón y varias ollas que formarán parte del difícil arte que significa cocinar en Cuba.