LA HABANA, Cuba. – El antiguo Cine del Eléctrico que estuvo cerrado por alrededor de 17 años sin ningún uso comunal, fue remodelado y convertido en un centro de recreación comunitario por un emprendedor privado. Luego de un año de apertura y funcionamiento fue cerrado sin motivos aparentes.
Lo que fuese un cine en los años 90 y que se encontraba completamente abandonado por el Ministerio de Cultura, fue convertido en un centro recreativo conocido popularmente como la Discoteca del Eléctrico. Luego de cuatro meses de remodelación por parte del emprendedor privado Jhankov Martiatu Hernández de 32 años, y tras un año de utilización, el local fue cerrado sin motivos aparentes por la propia entidad que hizo el convenio.
“Al cerrar este local quitaron la única diversión a los jóvenes de por aquí. Ahora se ha vuelto a incrementar la violencia y la drogadicción. Andan deambulando en las madrugadas y eso no es bueno”, declaró el miembro del Partido Comunista Félix Suarez Medinilla, quien reside frente al antiguo cine.
El local fue cerrado por orden de la Dirección Municipal de Cultura, violando el acuerdo No.575/ 2013 realizado por esa propia entidad estatal. Según datos del propio emprendedor la remodelación llevo una inversión de más de 15 mil dólares (384.900 pesos) que fue financiado por el mismo. Luego de que se firmase el convenio suscrito por la Dirección Municipal de Cultura de Arroyo Naranjo, este fue ratificado por el Consejo de Administración Municipal de Arroyo Naranjo.
La intensa remodelación de la obra duro más de 4 meses de labores ininterrumpidas con el trabajo de 10 obreros de la construcción privados. El antiguo cine no contaba con parte de su techo y le faltaban de varias vigas para sostenerlo. Además, había paredes y columnas cuarteadas, el piso levantado, una cisterna con agua estancada que tuvo que ser completamente sellada, humedad en todo el local, los baños completamente destrozados sin las tuberías sanitarias y de agua potable. Reparar todo esto fue solo el comienzo para la remodelación del lugar.
Martiatu quien es Licenciado en Educación Informática y Administrador de Gastronomía, adquirió las licencias de operador de audio y punto fijo de cafetería para poder hacer el contrato. Pagaba un impuesto de unos 70 dólares mensuales (1700 pesos) a la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), y tenía bajo su servicio a 14 trabajadores, todos acreditados legalmente como trabajadores por cuenta propia.
En el otrora cine, se realizaban disimiles actividades como clases de baile, teatro para niños, exposiciones de artistas aficionados y discoteca para personas de la tercera edad (adulto mayor). Aunque la mayor multitud acudía los viernes y sábados cuando fungía como discoteca para jóvenes y adolescentes. La Dirección Municipal de Cultura le informó a Martiatu que ellos no podían arrendar ese local por problemas administrativos ya que el cine no les pertenecía y por tanto tenían que retirar el contrato.
“Venía siempre aquí y aseguro que nunca hubo ningún hecho de sangre violento como ocurren en otras discotecas. El servicio de seguridad era bueno, tenían hasta detector de metales en la puerta”, declaró Milen, joven de 28 años que vive en la localidad.
El joven emprendedor lleva 6 meses con el local cerrado y pagando su consumo eléctrico más un guardia de seguridad (custodio). Espera de que le den una respuesta para reabrir el lugar o ser indemnizado por que no ha podido recuperar el capital invertido en este centro estatal.