VILLA CLARA, Cuba.- Caibarién es el municipio con la tasa de infectados por enfermedades de transmisión sexual per cápita más alto de Cuba. Y lo hemos sabido —progresivamente en los próximos pasados 5 años— gracias al sondeo periódico que someten a casi toda la población en edad fértil.
Villa Clara ocupa también el primer lugar por provincias en ese renglón venéreo. Entre los muy frecuentes males sexuales aquí, se ubican en forma ascendente la sífilis, el papiloma, la clamidia, la tricomoniasis, la hepatitis B, el condiloma, el herpes, la candidiasis, la gonorrea y el VIH.
Así lo confesó a este reportero una funcionaria preocupada del MINSAP que pidió resguardar su nombre, quien labora incansable en los departamentos especializados de los dos policlínicos que brindan servicios sanitarios en el territorio.
A su experto modo de ver, no habrá forma inmediata de parar este horrible crecimiento.
En el verano pasado el rumor se tornó escándalo, cuando una brigada de tropas especiales traída desde el Puesto de Mando Provincial de la PNR para reducir las fugas ilegales de los adolescentes —mayormente— tuvo que ser retirada antes de cumplir la misión, porque algunos entre la veintena de miembros —también jóvenes— terminaron contagiados con distintas variantes de gérmenes y bacterias ligadas al sexo desprotegido.
Una anónima proveedora de alcohol clandestino en la zona festiva del malecón entró en temprano contacto con esta tropa de tan escasas finanzas, y supo antes que nadie de tales arqueamientos.
Estas noticias “secretas” del Sectorial Municipal de la Salud están en boca de médicos y enfermeras, así como las de sus familiares, vecinos y asistentes. Por ende, también voz de pueblo en masa al que pretenden escondérselas. Nadie entenderá nunca para qué.
Las tareas de prevención y divulgación (aunque jamás se publiquen los datos pero al menos se nos alerte del peligro) son bastante deficientes, y van casi siempre de la mano de promotores autónomos (algunos parte del conjunto LGBTIQ) o zonales, los cuales no mantienen vínculos especiales ni laborales con el ministerio encargado. Distribuyen lubricantes, preservativos e impresos esclarecedores agenciados por cuenta propia con homólogos de otras partes.
Para rematar, el pasado 13 de febrero, en espera del “día del amor y la amistad”, a las autoridades gubernamentales no se les ocurrió otra solvente maravilla —¿provisoria de la promiscuidad?— que traer a la Pista Bailable de la villa a un dúo de reguetoneros nombrado Yomil y El Dany para que —pagándoles 4 000 CUC por un accidentado concierto de una hora interrumpido por apagones y cobrando 2 CUC por cada entrada a nuestros jóvenes/estudiantes— interpretaran, entre otros de similar catadura, su aclamado tema El Pega-Pega, un himno a cualquier cosa menos la abstinencia, la monogamia o la Fidelidad.
Les trascribo —patidifuso— algo de la lírica: “…Yo tengo el pega-pega que le gusta a las jevitas, la que me prueba no me deja, porque eso no se quita…/…lo que les pego es grande y no se evita…/…ay se pega ella, se pega la amiguita, hay a quien le da y no se le quita…/… a ella y su amiguita…lo que yo les pego, como les pica…/…se le pega a la otra, que también vive cerquita…”
Y como añorando, colmados de inspiración, la otrora época “(a)dorada” bajo el anodino efecto del acido lisérgico (LSD) —el que causó furor entre hordas hippies con la música psicodélica de un Led Zeppeliniano Stairway to heaven—:
“…Para subir al cielo se necesita una escalera grande y otra chiquita…/…hay a quien le da y no se le quita, hay quien ya lo tiene y ¡cómo critica!…/…pegar, pegar, es lo que ya se USA, es lo que se lleva, en las 4 esquinas de mi CUBA…/…vive, siente, pa’ que te la creas…/ siempre en la batalla, siempre en la pelea/…pegar-pegar, eso te lo dejamos de tarea…”