LA HABANA, Cuba.- Un nuevo grafiti ha aparecido en La Habana, y aunque no es un Trump decapitado o un “Se fue” autenticado por la firma de El Sexto, ha resultado sumamente política su llegada –a juzgar por los policías, peritos y militares que aparecieron ayer en la tarde en la escena- por el lugar en el que fue encontrado: a los pies del monumento a Antonio Maceo ubicado en la capitalina calle San Lázaro.
El grafiti esta realizado con un azul brillante y dice “Banbi”, junto a otros dos textos inacabados y de un dimensión menor, ubicados en los peldaños del monumento.
El trabajo no se relaciona con el estilo de los artistas urbanos más conocidos actualmente como 2+2=5, Yulier P., SAM 33, Allie, u otros. Así que, por su apariencia, podría tratarse más bien de un principiante o alguien a quien fue obsequiado un spray. Aunque también queda la posibilidad de que sea una obra orquestada por el propio Gobierno cubano, para desatar una campaña de represión contra todo aquel que ande con una brocha en la calle.
Para los dirigentes cubanos, el hecho de “vandalizar” – así es como ellos identifican al grafiti – fachadas de edificios, espacios derruidos, no digamos ya, símbolos patrios, puede considerarse un afrenta muy seria contra el país, por lo que no han dudado en implementar leyes como la del maltrato a la propiedad social.
Por otro lado, se halla la cuestión ética: ¿Cómo valorar hechos como esto? ¿Como una agresión anárquica, una acción ingenua, un llamado de atención sobre la saturación ideológica, o una muestra del desinterés por la historia nacional que se evidencia en los ciudadanos cubanos?