LA HABANA, Cuba,- “Amor” fue el título elegido para el espectáculo ofrecido por Pablo Milanés y su hija Haydée en el teatro Karl Marx, la noche del 11 de junio. Veintiún temas, y el infaltable plus para complacer al público, colmaron las expectativas de varias generaciones de cubanos que se dieron cita para vibrar de emoción con una de las leyendas vivas de la Nueva Trova.
A teatro lleno inició la obertura a cargo de una Haydée Milanés completamente formada como intérprete, dueña de una voz privilegiada con matices, dulce y grave, hecha para la intimidad del filin y la canción de autor. Fue una grata sorpresa comprobar, en vivo, el prodigio apreciable en el disco homenaje a Marta Valdés. La joven cantautora ha crecido en expresividad y carácter hasta alcanzar la estatura de las canciones de Pablo, un patrimonio irrepetible en la historia de la canción cubana, que defendió a partir de arreglos contemporáneos.
Durante dos horas ambos creadores desgranaron éxitos memorables, desde “Comienzo y final de una verde mañana” hasta “Ámame como soy”; pasando por “Matinal”, “A veces cuando el sol”, “Para vivir”, “Ya se va aquella edad”, “Yolanda”, “El breve espacio en que no estás” y tantas otras que fueron acompañadas, verso a verso, por el respetable. El concierto incluyó además el estreno de los temas “Día de luz” y “Vestida de mar”, compuestos y arreglados por Pablo Milanés.
El espectáculo adquirió mayor realce -si cabe- con la participación de músicos de la talla de Enrique Plá, una cátedra de la percusión en Cuba; Raúl Verdecia, eminente guitarrista y arreglista; el experimentado Frank Rubio en el bajo; los versátiles Yaroldi Abreu y Guillermo del Toro en percusión menor, y el talentoso Roberto Gómez en guitarra y tres. En esos virtuosos instrumentistas y en la extraordinaria capacidad de Pablo Milanés como arreglista, descansa el secreto de la sonoridad que caracteriza sus conciertos, donde la armonía alcanza cotas de perfección y el público se siente transportado, sin sobresaltos, del rock al filin y de éste al son.
“Amor” será también el título del DVD que resultará de este encuentro único, imprescindible en un momento crítico para la canción. Las composiciones de Pablo Milanés, cuarenta años después, se mantienen incólumes en el horizonte de la nostalgia, un sostén para la sensibilidad de los cubanos que se resisten a dejarse contaminar por tanta mediocridad. No es de extrañar que la inmensa mayoría del auditorio que abarrotó el Karl Marx superara los cuarenta años de edad, generaciones que reconocen en las canciones inmortales de la Nueva Trova, la verdadera poesía del hombre, con su cotidiana existencia dignificada en verso.