El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, viajará a Kiev el martes, para expresar el apoyo estadounidense a las autoridades ucranianas ante la intervención militar rusa en Crimea.
El presidente Barack Obama ha optado por una demostración visible del compromiso de EE.UU. con Ucrania, más allá de las declaraciones y comunicados de indignación y advertencia emitidos por Washington en las últimas horas. En la capital ucraniana el jefe de la diplomacia estadounidense tiene previsto reunirse con representantes de alto nivel del nuevo Gobierno provisional, líderes del parlamento y miembros de la sociedad civil.
Kerry subrayará “el firme apoyo (de EE.UU.) a la soberanía, la independencia y la integridad territorial de Ucrania, y al derecho del pueblo ucraniano a decidir su propio futuro sin interferencia o provocaciones exteriores”, añadió el comunicado.
El secretario general de a OTAN, Anders Fogh Rasmussen, declaró: “Hacemos un llamamiento a ambas partes para buscar de inmediato una solución pacífica a través del diálogo”. El G8 canceló los preparativos de la cumbre de Sochi y pidió el despliegue de observadores del Consejo de Seguridad para resolver la crisis pacíficamente, y exhortó a Rusia a retirar sus tropas, al mismo tiempo que mantuvo abierta la puerta al diálogo con Moscú.
El anuncio se produjo al cierre de una reunión de urgencia, de casi ocho horas, de los 28 embajadores de los países de la Alianza Atlántica, dedicada a la crisis ucraniana. Una parte de la reunión se desarrolló en presencia del representante de Ucrania, país con el que la OTAN firmó una asociación.
“Condenamos la escalada militar rusa en Crimea”, dijo Rasmussen. Pedimos que Rusia “respete sus compromisos internacionales, retire sus tropas y no interfiera en otros lugares de Ucrania”.
Rasmussen subrayó asimismo que la Alianza Atlántica busca dialogar con Rusia a través de su instrumento de cooperación, el Consejo OTAN-Rusia. El representante de Ucrania, Igor Dolgov, sostuvo que los llamados a Rusia “no han ayudado mucho hasta ahora”. “Pienso que se trata de un inicio, que podría disminuir las tensiones”, apuntó.
Paralelamente, Alemania anunció que el presidente ruso, Vladimir Putin, aceptó la formación de “un grupo de contacto” para “iniciar un diálogo político” sobre la crisis enUcrania.
Según un diplomático europeo, se debe intentar salir del “uno a uno” entre la Unión Europea y Rusia, que tiene tintes de Guerra Fría, y extender el círculo a través de una organización multilateral, o de un país tercero, como China. “Debemos hablar con Putin, que tiene sus razones para sus malas acciones”, estimó.
Estados Unidos, que ha adoptado una postura más dura, advirtió que Rusia podría ser expulsada del G8. El G8 reúne a Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia.Vladimir Putin “podría no tener su (lugar en la cumbre del) G8 en Sochi, podría incluso no seguir en el G8 si esto continúa”, dijo el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, amenazando a Moscú de “sanciones” y de un “aislamiento económico”.
Francia y Reino Unido suspendieron su participación a los preparativos del G8. “Rusia, tradicionalmente, es nuestro amigo. De un amigo esperamos algo distinto a un ruido de botas”, dijo el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius. Pero la UE está dividida. “El foro del G8 es el único foro en el que nosotros, los occidentales, hablamos directamente con Rusia”, subrayó el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier. “¿Es conveniente ‘sacrificar’ este foro único?”, planteó el ministro alemán. “Creo que eso no va a ayudar”, apuntó.
La reunión de la OTAN se produjo en el marco de una intensa actividad diplomática para tratar de disuadir a Rusia de intervenir en Ucrania, si bien ya ha desplegado tropas en Crimea.
El lunes, será el turno de los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea de reunirse en Bruselas, para su segunda reunión de urgencia sobre Ucrania en diez días. Incluso se plantea una cumbre europea de jefes de Estado y de Gobierno el miércoles, según fuentes europeas. Sin embargo, es poco probable que la reunión del lunes concluya con decisiones duras, estima Jan Techau, de Carnegie Europe. Según él, “no hay unidad” entre los europeos, que además disponen de “pocos medios
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