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Marzo 26, 2007
La columna de Nefasto
Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Recorrer en bicicletas o a pie
nuestra nación y el mundo en el Día de la Prensa Cubana,
tanto como un deber, resulta un escozor punzante y pendenciero desde donde
acaba la espalda hasta el juanete.
Pero un verdadero revolucionario no mira si a la bicicleta le falta la
catalina, está ponchada o ya no le quedan rayos; y mucho menos
si los intentos de zapatos de andar La Habana y el país le quedan
apretados, hacen pucheritos por la suela o gritan que le aflojen los cordones
para morir en paz en medio de la calle.
La cuestión es mantener al público informado, el chisme
en el candelero y la emisora Radio Bemba encendida las 24 horas del día.
Y aunque muchos que reflexionan para propios y ajenos sobre el Día
de la Prensa Cubana se atrincheran y manipulan el concepto martiano de
que en tiempos de guerra hacer que el enemigo escuche sólo la orden
de ataque, los corresponsales de La bola incendiaria preferimos sentir
que la palabra está hecha para decir la verdad, y no para ocultarla.
Por eso, ante las objetivas notas aparecidas en la prensa nacional, decidimos
quitarnos el sombrero mambí, la gorra bolchevique y el collar guerrillero
que nos protegen del sol y el achicharre laboral.
Leamos algunas muestras del papel informativo y alentador de un periodista
revolucionario
Felices los diabéticos
Los consumidores con dietas médicas de pescado en los municipios
capitalinos Arroyo Naranjo y Playa, ante la veda para la captura del Jurel
(única especie que habita nuestros mares) recibirán en su
lugar esta semana 11 onzas de calamar, y según dietario, 4 ó
5 libras de troncho claría o pescado de plataforma.
Si bien no sé que rayo es la claría, y los especialistas,
las autoridades y los pescadores no se ponen de acuerdo en definir si
es un pez con pezuñas y cara de gato, o un gato con aletas y escamas,
el hecho es que el pez gato alimenta y demuestra que somos habitantes
de una isla revolucionaria hasta el consumo.
En lo que respecta al pescado de plataforma, estudios de profundidad realizados
en el desierto de Sahara por el eminente océanologo Johnny Pesquera,
han demostrado que si bien esta especie es buena para la salud de los
diabéticos cubanos, hay que tener en cuenta que por nadar en aguas
tan calientes su afán es el de brillar en plataformas, ya sea en
un mitin político contra la fuga del atún, haciendo un striptease
ideológico sobre la traición del pez sierra, o bailando
lambada arrabalera en apoyo a los consumidores de biajacas y guajacones.
Regocijados ante la preocupación estatal por mantener bajo control
hasta sus dietas, cientos de consumidores de los municipios premiados
con la claría y el pescado de plataforma, convirtieron su inmensa
gratitud en un espontáneo acto de repudio contra vendedores y langostas
que, desafiantes, enfilan sus antenas rumbo norte desde una tienda recaudadora
de divisas en la capital.
Si éstos no son logros, muestras de abundancia y a la vez de equidad,
que se atreva un pez gato a decirnos lombrices o ratones.
Pero es mejor que lean este clásico del periodismo real, por revolucionario,
que hace fintas, oculta, muestra un ojo, la piel, y se muerde la lengua
para que el enemigo no nos tome las señas.
Fuera de peligro Andancio "Buchipluma" Pi
Como un logro de la medicina cubana fue catalogada la resurrección
de Andancio "Buchipluma" Pi. Andancio, quien andaba de juerga
con un loro amarillo con el ojo muy negro, cayó de un noveno piso
sobre un contenedor de basura, y al rodar hasta el piso fue chocado por
un bicitaxi que lo arroyó contra la defensa de un camello que,
a su vez, lo lanzó a las profundidades de un bache desbordado de
aguas albañales, de donde fue sacado con rapidez sólo transcurridas
cinco horas del suceso.
Al arribar al cuerpo de guardia, enseguida se sumaron los factores de
urgencia. El médico de guardia corrió a la policlínica
vecina para pedir prestado un estetoscopio con el que realizarle un reconocimiento
completo. El anestesista montó su patineta y fue hasta casa a resolver
un bulbo de material, y el camillero armó una parihuela con trozos
de ventana y un pantalón desechable, mientras la enfermera salió
a conseguir algodón, jeringuillas, timerosal, hilo de sutura y
otros productos y medicamentos en baja de la farmacia del hospital, pero
en alza en las droguerías populares.
Hecha la punción con un cuchillo de mesa, cosidas las heridas con
la esterilizada aguja de un zapatero, "Buchipluma" abrió
un ojo y se ha mantenido quieto, estable, como flotando, aunque lo peor
no ha pasado: mueve un dedo.
Ante notas tan objetivas, bien narradas, enchumbadas en logros, optimismo
y apoyo popular, ¿alguien puede dudar de la eficiencia de la prensa?
Seguro que no, aunque los reflexionistas no dejen escuchar otras verdades
en medio del tronar de sus cornetas.
Eso se los aseguro yo, Nefasto "El cronista".
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