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Diciembre 22,
2006
Nefasto, el GOLPE y la obesidad
Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press
LA HABANA, Cuba - Diciembre (www.cubanet.org) - La gordura es un ciclo
de subversión político-alimentario es un país donde
la igualdad se mide por el pan nuestro, racionado cada día.
Ser o estar obeso en Cuba no sólo constituye un rasgo diferencial
de volumen, sino también de contenido por el alarde protagónico
de quienes muestran en sus excesos de masa una herencia pequeño
burguesa incompatible con la del resto de la población.
Un verdadero revolucionario avalado por el vigor dietético de la
libreta de racionamiento, jamás puede ostentar otra imagen que
no sea la de un Quijote trasnochado, o la de un faquir con neuritis generalizada,
si antes no acudió a la bolsa negra o al mercado libre campesino,
que no es lo mismo, pero es igual.
No importa si algunos dirigentes (preocupados allá en las alturas
por el consumo de los de abajo en el más acá) se tiran de
los pelos al borde de un ataque de nervios, y coman como mulos hasta quedar
tan gordos como un buey.
Pero lo que más me irrita en medio de la coyuntura actual son las
ofensivas acusaciones formuladas por un vocero del GOLPE (Gordos que luchan
por una prenda entallada), al asegurar que revolución los ha dejado
en cueros a la pelota, pues ya no tienen ni un trapo que ponerse.
Según esta malintencionada opinión, si hasta en el período
especial existían tiendas para personas necesitadas de talla extra,
¿por qué motivos reconvirtieron la Casa de los gordos, situada
en San Miguel y Belascoaín en la tienda recaudadora de divisas
(TRD) La ilusión, no sólo para los pasaditos de peso?
¡Y es ahí donde el traje de la maledicencia le quedó
estrecho, el calzoncillo marca Pasión muy apretado, y el pulóver
Cañero sin bajar de la panza!
¿Cómo es posible entonces que un gordo confeso, enemigo
de la nación por romper el racionamiento con su volumétrica
figura, pregunte por las causas de una medida que desaliente la obesidad?
¿No se da cuenta que si confeccionamos pantalones para su talla,
doce "hombres-bejucos" revolucionarios quedarían aislados
del porvenir al no tener vestuario para enfrentarlo?
¿Se ha puesto a pensar que con los metros de tela que se necesitan
para confeccionar un ajustador talla 70, una camisa XL, o un pantalón
Z infinito, podríamos hacer seis gorros para bebés, una
sábana para un constructor albergado, y la tienda de campaña
de un campista vanguardia nacional, respectivamente?
Si no lo conocía, existen prioridades y prioridades, y las suyas,
al atentar contra el normal desarrollo de una sociedad racionada del calcetín
a la corbata y de la saya al blumer, deben aguardar porque los chinos
se adapten a los frijoles negros y quieran invertir en la industria textil
cubana.
Es hora de que deje a un lado esas manifestaciones de egoísmo para
con los demás, y desista de comer día tras día frijoles
con arroz y boniato, arroz con boniato, y frijoles y boniato con frijoles
y arroz, en esa dieta balanceada que lo hace engordar.
No puede olvidar que Yuya "come en cubo" y Ausencio "tanque
guerra" se quedaron desnudos en medio de una fiesta después
de un atracón.
Tampoco que Mauricia "la ballena", en medio de un cabaret, sintió
saltar sus "lolas" como dulces melones fuera del ajustador al
agacharse a coger un pan con mantequilla.
Pero, a pesar de esos actos de obesidad subversiva, la revolución
no lo dejará fuera de talla, y aquí les propongo la solución:
Si usted necesita de una talla 60 para entrar en la blusa o la camisa
(por supuesto, no existen en la tienda) no se acalore, no grite, no se
enfade, que le puede subir la presión arterial.
Ante una situación así, cuente hasta veinte, haga ejercicios
respiratorios, piense que la gordura es un acto de alta traición,
no sólo contra la salud, sino también contra los planes
de ahorro del país.
Entonces calladito, sin protestar siquiera con un gesto, cómprese
tres tallas 20, adáptelas a su rinoceróntica figura, y atrévase
a pasear, pues nada resolverán tantas acusaciones a un sistema
donde los reclamos, aunque sean de talla extra, rebotan contra la pared,
como aseguro yo, Nefasto "El gordo" Boza.
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