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Noviembre 13,
2006
Ubre blanca In memoriam
Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Cuando parece que todos
han olvidado a Ubre Blanca, la traigo a la memoria. Sería ingratitud
olvidar a quien fue un gran personaje nacional: la vaca recordista mundial,
cuya hazaña en los años 80 acaparó la atención
de la ciudadanía y los medios de prensa del país y el extranjero.
El monumento levantado a la vaca prodigiosa en Isla de la Juventud,
donde nació, no parece suficiente homenaje de recordación
para semejante portento vacuno. Ubre Blanca llegó a producir en
305 días 24 mil 268 Kg. de leche, con sólo 3,8 por ciento
de grasa, para un total de 991,21 Kg. de lacto oleaginoso, y un promedio
de 110,9 Kg. en tres ordeños diarios.
Una vaca saludable puede dar hasta 26 Kg. de leche al día, aunque
razas genéticamente mejoradas producen tres o cuatro veces más
cantidad. Ubre Blanca fue el experimento de varios genetistas cubanos,
quienes lograron buenos ejemplares vacunos, productores de carne y leche,
conocidos como F1 y F2, a partir del cruce de sementales canadienses y
cubanos.
Ubre Blanca fue el fruto de las razas Holstein y Cebú. Como Holstein
proviene de una zona geográfica templada, y el Cebú del
norte de África, se puede afirmar (en sentido figurado), que Ubre
Blanca es hija legítima de un caballero toro y de una dama gitana.
El árbol genealógico de nuestra vaca prodigio viene al
caso porque las gitanas son conocidas como adivinadoras del futuro. Pareciera
entonces que el gobierno cubano quiso apostar por el futuro ganadero del
país tomando por insignia a la extraordinaria vaca, en la que deberían
mirarse todas las vacas a la hora de contabilizar su productividad. Y
a la vez, dar el espaldarazo necesario a la incipiente biotecnología
nacional, que iba a sacar a Cuba del bache ganadero en que cayó
después de 1959, año en que la ganadería superaba
los cinco millones de cabezas.
Ubre Blanca murió joven a causa de una neoplasia, en su momento
de gloria mayor. Hay quienes piensan que el excesivo ordeño para
batir marcas mundiales le ocasionó la enfermedad. La ganadería
cubana, por otra parte, siguió de mal en peor. La famosa recordista
cubana quedará inscrita en los anales de la historia como una mártir
vacuna, que bien merece el descanso eterno, y vivir por siempre en la
memoria del pueblo cubano.
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