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Junio 27, 2006

Nefasto "El Programador" Boza

Víctor Manuel Domínguez, Lux Info Press

LA HABANA, Cuba - Junio (www.cubanet.org) - Las programaciones en democracias como la cubana son multipropósitos, pues la intención primera es diseñar los planes, instruir el tema, analizar el croquis, para finalmente incumplir el proyecto.

Y esa realidad, pese a la incomprensión de muchos inadaptados, tiene sus innegables ventajas políticas, culturales y económicas, ya que al acontecer en todos los sectores del país, educa a un mayor número de personas necesitadas de orientación social y recreativa.

¿Quién no ha quedado renegrido de gozo luego del infarto feliz que provoca la sustitución de un recital de Jennifer López o de Shakira por una Mesa Redonda encadenada con Aló, presidente?

¿Cuántos no hemos sentido la patriótica necesidad de acudir al oculista luego de cotejar hasta el cansancio la programación del Juventud Rebelde con el Granma, donde se anuncia, respectivamente, la proyección de los filmes "Las mentiras piadosas" y "Allá tú si te confiaste" -ambas para las diez de la noche en el mismo canal, Cubavisión-, y terminar dormidos de sosiego y de paz frente al televisor que trasmite a la una de la madrugada el drama bélico-animal "Los cuarenta y siete instantes de la chiva Dora"?

¿Acaso somos pocos los que hemos lanzado hasta el gato contra la pantalla del televisor ante su impertinencia de quejarse por la suspensión de un juego de pelota para transmitir la reciente llegada del Yuri Gagarin a la tierra?

¿No pasamos de quinientos los que corrimos para la sala de teatro El sótano para ver La Ramera respetuosa y nos encontramos con Marx en el Soho?

¿Qué mal hay en que nos anuncien fricandel y traigan perro sin tripa; pollo, y nos envíen jurel; teja infinita y nos asignen guano; diez pesos convertibles y nos venden como "estímulo" por sobrecumplimiento una jaba con un pomo de champú Pelona y un jabón de tocador Da´Rasquiña, además de tres maquinillas de afeitar desechables, productos de primera calidad elaborados en La Habana por la firma Suchel?

El mérito está en la intención, en las interioridades del boceto, la seguridad del aviso y en la disposición con la que tracemos el sistema, analicemos la minuta, cambiemos el borrador y declaremos la orden del día.

Lo demás es cuento. Triquiñuelas del capitalismo y sus seguidores para calificarnos de incompetentes, sujetos a los manejos de un edicto ideológico, engañadores incapaces de cumplir lo programado.

Y como si fuera poco que anunciemos abundantes lluvias y nos caiga una re-seca interminable, también tenemos que lidiar con quienes nos exigen, "diga, anuncie, promocione que aquí se construirá una comunidad para los damnificados por la estampida del Buen Cansao", y en cambio ordena levantar una cochiquera en medio de la batalla de ideas por un plan porcino.

Pero todavía más con todos los que piensan que a través de quejas insensatas, acusaciones falsas y exigencia de sanciones por los medios de comunicación del país, lograrán hacer cumplir un proyecto que obtenga la palabra empeñada en la subasta de sueños incumplidos de una asamblea de rendición de cuentas.

Y son estos últimos los que mueven el piso a los programadores, a quienes nos vemos obligados a decir "las papas y el cemento llegarán esta tarde, mañana o en el próximo milenio" cuando imaginamos, sabemos o nos dicen que están cruzando el Orinoco.

No obstante, existe una respuesta para todo, porque programar y prometer son sinónimos en el arte de dar -en ocasiones- hasta la cara y el nombre por llevar a infeliz término cualquier proyecto que para nada depende de nosotros.

Lean esto, por favor: "Los ciudadanos se sienten desprotegidos y engañados cuando las entidades no cumplen con su palabra y los dejan abandonados a su suerte".

¿Es que somos culpables los programadores del insignificante retraso de ocho años en la construcción de una vivienda para el trabajador Leandro Valera, asignada al Grupo Empresarial de Construcciones Azucareras (GECA), en Jovellanos, Matanzas?

¿Tenemos algo que ver con que la empresa empeñara su palabra de que al jubilarse el trabajador por causa de la reestructuración de la industria azucarera y la Tarea Álvaro Reinoso, sería concluida su vivienda, en la que había invertido sangre, sudor y lágrimas, y por la que aún aguarda?

¿Podemos hacer algo ante sus justas expresiones de que "Se me va apagando la vida; me siento engañado, no porque no se haya terminado la vivienda, sino porque pensé que después de 42 años de trabajo la vida me diera un descanso para ver culminados mis sueños?"

¡Sí! Darte otro plazo. Cambiarte la fecha, prometerte que en cuanto el zumo de limón de los naranjales de Jagüey Grande adquiera la textura del cemento para construir viviendas, enseguida se la terminaremos.

Eso, si no hace falta exportar toda esa materia prima para el extranjero y sustituir la madera arrasada por el ciclón del 26, además de tener en cuenta que si la producción de jugo de tomate nos resulta incruenta por culpa de la sequía, y la siembra del árbol del papayo no nos da papayas, tendremos que trasladar a los aguerridos constructores para el campo.

Tampoco se pueden pasar por alto las inclemencias del tiempo en Nueva Orleáns, las consecuencias de la firma de un tratado de paz entre los Humus y los Tutsis, en Burundi, y sobre todo, comprobar si la piel de las llamas bolivianas están aptas para tapizar los autos de algunos dirigentes y administrativos preocupados por la construcción de viviendas para los ciudadanos de nuestro país.

En fin, que Leandro no debe dar por incumplido sus sueños, pues aunque sea a través de pesadillas mantendrá la esperanza de algún día ver un techo propio sobre su cabeza.

Otro mordido por los programas incumplidos de la GECA es el señor César Moreno, pero este domiciliado allá en La Pupa, en Bayamo.

Según César, quien decidió cruzar no el Rubicón, sino el río Salado, de su localidad, para emitir la queja, en abril de 2001, su casa fue arrasada, junto a otras, por una tormenta local.

Al momento se trazó un plan de reconstrucción con el concurso de diversas entidades que, aún sin ser fantasmas, apenas enseñaron el rostro, los materiales, los constructores, el equipamiento, y desaparecieron.

Primero fue la ECOING 18, -¿será la Empresa Constructora de Inoperancia Garantizada?-, que tuvo bajo su cargo, en ese mismo año, diseñar los cimientos.

Después, la ECOIA 4 -¿tal vez la Empresa Constructora de Indisciplina Ardiente, en la escala 4?-, que no aportó ni un granito de arena, al decir del cesáreo descasado.

Y finalmente, la GECA -¿se habrá convertido en el Grupo si Encuentras Construcciones ¡Aleluya!?-, que dio inicio al trabajo y lo dejó abandonado.

Luego de analizar estos programas supuestamente incumplidos -pues estamos convencidos de que no pasarán más allá de dos tercios del milenio para que se lleven a cabo-, se decidió poner fin a los proyectos precipitados, sin una base real, pero nos dimos cuenta que los cubanos, acostumbrados a escuchar promesas y a lidiar con el incumplimiento de las mismas a lo largo y ancho de más de 47 años, no estarían de acuerdo por un problema de idiosincrasia revolucionaria.

Entonces, ante el supuesto berrinche de un ciudadano al que se le tome el pelo, se le raspe la calva, o le den vaselina hasta en el resuello durante años y más años, optamos por dosificar las promesas, embellecer los proyectos, vitaminizar los croquis, endulzar los bocetos y reverdecer los sistemas para, en una pila colectiva, darles candela a ver si salen a la luz los responsables de tan novedoso método de educar, y los cazamos como a cucarachas para darles un premio de vanguardia nacional.

Porque oiga, hay que ver con cuánto amor, tanta sinceridad, responsable entusiasmo y segura ejecución, programamos proyectos, diseñamos sistemas y anunciamos al pueblo una cosa y le damos otra, con el noble objetivo de que estén prevenidos y ejerzan su derecho a reclamar contra los irresponsables, incumplidores y otras alimañas sociales.

Eso se le asegura, con una mano en el corazón y la otra en el borrador número 565 de un proyecto incumplible, Nefasto "El Programador" Boza.

LUX INFO-PRESS
Agencia Cubana Independiente de Información y Prensa
E-mail: Fsindical@aol.com

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