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Octubre 15, 1998


Valoración y Respuesta del Sindicalismo Independiente Cubano al Documento Aprobado por el Comité Central de la CTC el 26 de mayo de 1998.

Buró de Información del Movimiento Cubano de Derechos Humanos

La rica herencia del movimiento laboral cubano que se remonta a los albores de la segunda mitad del siglo pasado y que ya en los años cuarenta y cincuenta de la actual centuria, produjo líderes que dejaron una profunda huella en la historia de las luchas reivindicativas y en la inclaudicable defensa de las conquistas alcanzadas por las diversas federaciones y sindicatos, ha sufrido un duro revés ante la inexplicable política del actual gobierno de ignorar la existencia de un emergente movimiento que intenta fundar una versión más renovada, autónoma y representativa de un sindicalismo democrático, sentando un precedente de independencia, justicia y vertical definición.

Partiendo de las anteriores premisas es que vemos contradicciones en el diseño institucional dirigido a atacar y aislar el movimiento de activistas sindicales independientes, contradicción que atenta contra el conjunto de presupuestos jurídicos proclamados en la vigente Constitución de la República.

De la lectura y estudio del documento que valoramos, se desprenden muchas interpretaciones e interrogantes que nos impiden aceptarlo en su integridad. Por nuestra parte, la gradualista y concensuada posición de situarnos en el centro del debate y contrarias a las opiniones más duras e inmovilistas de una y otra orilla, nos anima a no ubicarnos en la periferia sino en el mismo centro de los debates y fijar nuestras posiciones que para sorpresa de algunos, plantean las soluciones que en las 18 preguntas del documento se señalan y que a nuestro juicio no son todo lo clara, convincente y definitoria que los obreros cubanos merecen y desean.

Queremos dejar sentado que no compartimos ni en su letra, ni en su espíritu, el texto del documento, porque desnaturaliza la esencia del sindicalismo cubano, ya que desde su primera lectura se infiere que los sindicatos son una herramienta del actual partido gobernante, apelando a los trabajadores para salvar una determinada etapa de crisis de los paradigmas, consecuencia de su incapacidad y divorcio de la lacerante realidad cotidiana, dado que ese partido forma parte del complejo tejido burocracia-gobierno, muy distante de ser lo que ellos llaman "clase obrera en el poder". Por esa elemental razón es que nos oponemos al documento, dado el carácter político y manipulable del mismo que envía una falsa señal por la esencia contradictoria de los diversos y crudos problemas que aborda.

Debe quedar claro para la dirigencia de la CTC nacional, cuyo mandato reconocemos críticamente, que nosotros apelamos a una reflexión madura y conceptual para emprender un proceso de renovación en el cual participemos todos. Aspiramos a que la naturaleza jurídica de este presunto Estado obrero y campesino se cumpla en la práctica de los hechos y se logre definitivamente que los trabajadores cubanos ejerzan y consoliden su papel de verdaderos sujetos económicos que desempeñen un dinámico protagonismo de cambio en lo profundo de la paralizada vida económica de la nación, dañada estructuralmente, generadora de crisis existenciales de identidad y de pérdida acelerada de valores referenciales como lógico resultado del férreo control de una burocracia administrativa incompetente, propiciadora de los diversos males que el documento ataca. Por nuestra parte nos adelantamos a plantear con absoluta transparencia y apego a nuestros principios lo que interpretamos como posibles soluciones a los males endémicos que por esa mala administración surgen cíclicamente en el seno de la sociedad cubana y que de una forma u otra nos afectan a todos.

Primero: Nos sorprende que al realizar una lectura mesurada y crítica del documento que nos ocupa, éste se limite a hacer una especie de radiografía diagnóstica de los efectos de una sumatoria de irregularidades sin detenerse en el examen de sus causas específicas. Si bien es cierto que esos males operan en el escenario socio-laboral cubano, su origen es el resultado de una errónea política aplicada en el terreno laboral donde prevalecen las decisiones de ordeno y mando sin tomar en cuenta las opiniones y legítimos intereses de los trabajadores. ¿Quién en la CTC puede explicar claramente por qué se archivaron las ricas experiencias derivadas de las positivas jornadas de los parlamentos obreros celebradas hace unos cuatro años? Muchos de los males que hoy se proponen erradicar se plantearon en aquel momento con crudeza y se sugirieron vías y métodos para su eliminación. ¿Son entonces los obreros o son los dirigentes los responsables del desastre?

Nuestra sincera opinión es que los responsables están en la estructura del Estado y en la dirigencia sindical. Lamentablemente en el documento se obvian estas circunstancias. Lo primero que una dirigencia responsable debe hacer para ganar credibilidad y empatía entre sus dirigentes es ser autocrítica y crítica, como reflejo de una nueva mentalidad y nítida expresión de un comprometimiento, soberanía y valentía orgánica.

Segundo: Se impone una reflexión sobre algunas valoraciones contenidas en el documento que interpretamos como visión superficial e insuficiente, distanciada de la actual realidad. ¿Por qué se originaron estos males? Es precisamente a partir de estos interrogantes que no vemos a la dirigencia sindical reconocida, en capacidad de encabezar un profundo movimiento de modificación de estas duras realidades, pues de proponérselo, chocarían inevitablemente con la burocracia-partido-gobierno fuertemente asentada y sostenedora de todos los hilos del poder.

Tercero: Llama poderosamente la atención cómo en el documento se reitera que los males denunciados ponen en peligro la existencia del poder de los trabajadores y que de generalizarse pondrían en mortal situación la existencia misma de la Revolución, valoración catastrófica, apocalíptica e injustificadamente alarmista. En la sociedad cubana existe una ambigua conciencia de posición muy fuertemente arraigada, tras cuarenta años de un Estado paternalista sustentado sobre bases subsidiadas, cuyos ofrecimientos de empleo, vivienda, alimentación, salud, educación y seguridad social, no se han alcanzado totalmente. Es por ello, que en ese alarmismo injustificado no se corresponde con la realidad .

El problema se debe abordar desde otra óptica más objetiva y no desde la que refleja el documento. ¿Por qué se aplicaron soluciones a la esfera de la circulación y no se liberó el mercado laboral que generaría un dinamismo productivo hoy colapsado? ¿No se previó que los dos millones de cubanos en el exilio iban a generar un flujo monetario que desviaría las preferencias por el dinero nacional y el dólar ocuparía como está ocupando, un lugar preferentemente para determinar el bienestar o la precariedad de la familia cubana? ¿Puede ignorarse el traumático impacto que ha producido en la economía nacional, en el seno de la familia y en el desorden social que ha promovido la respetable suma de más de 800 millones de dólares que ingresan anualmente en el mercado, superior a cualquier zafra azucarera mediana, cifra que no se compensa con una producción industrial y de servicio y que sólo promueve vicios y deformaciones como consecuencia de la disparatada disposición que impide a los nacionales invertir en la creación y fomento de pequeñas y medianas empresas y que va descomponiendo las referencias históricas de la conciencia laboral de un pueblo tradicionalmente emprendedor y laborioso?

Cuarto: Lo primero que se requiere para hacer cualquier análisis serio es conocer la época histórica y los acontecimientos que antecedan y precedan para reflejar la franqueza y alejarnos de los dogmatismo y de las superficialidades. Es preciso aceptar que las pálidas medida de la generalizada reforma no fueron ni son coyunturales. La propia dinámica lo exigía y si no se dimensionan, iremos de mal en peor. Es una realidad que hay que aceptar. ¿Existe alguien en un sano juicio que ilusoria y desmesuradamente sueñe con el retorno de las millonarias subvenciones irrealizables hoy por muchos factores. La globalización de la vida económica, política, cultural y social, nos plantea un reto urgente de cambio y adaptación a la realidad mundial. Es por ello que no se puede seguir hablando de cierto grado de relajamiento en la conducta de los trabajadores cubanos de algunas medidas que se han aplicado en contra de la voluntad del gobierno, ni hacer mención a las reformas económicas. ¿Qué reformas si todo sumado ha conducido a generar diferencias abismales, tales como egoísmo, individualismo, culto desmesurado al capitalismo, diferencias entre sectores laborales, nocivas migraciones laborales hacia actividades donde existen mayores ofertas de salarios, alimentos, estímulos materiales que según el documento, generan una deformación de los criterios de éxito social y realización personal, así como otras deformaciones ya conocidas y consustanciales a un estado de cosas que está reñido con una ética que se contrapone a la moral del trabajador revolucionario y socialista?

Si este planteamiento es correcto, ¿cuáles son entonces las causas de tales manifestaciones? ¿Son alimentadas y cultivadas por los trabajadores? Nuestra respuesta es un contundente NO.

Quinto: Desde nuestras independientes posiciones, sin presiones, como la irrenunciable determinación de ir dando pasos graduales para lograr espacios de un escenario que ilegalmente se nos niega y se nos tiene vedado, violando los artículos del vigente Código del Trabajo y diversos convenios firmados por Cuba con la Organización Internacional del Trabajo, es nuestro propósito refundar, desde lo más profundo de la sociedad cubana, un nuevo sindicalismo, por lo cual asumimos la responsable decisión de plantear a ustedes, dirigentes de los trabajadores cubanos, que estamos en el deber de buscar conjuntamente las fórmulas para sacar a la nación de su actual parálisis.

Consecuentes con estos valores, calificamos de inaceptable, ofensiva y carente del más elemental respeto, así como desconocedora de los propósitos y fines de nuestra propuesta, cuando haciendo alusión al activismo sindical independiente, nos embargan en un juicio irreal, porque los que suscribimos este documento, nos respetamos mucho y les tenemos en cuenta a ustedes, pero ni por asomo nos consideramos ripios de algo que para nosotros está afortunadamente muy distante en el tiempo y en los métodos: el plattismo y el anexionismo.

El hecho de formular estos análisis ajustados a la civilizada práctica laboral y sindical, es seña inequívoca de que no estamos padeciendo la menor crisis. Todo lo contrario, gozamos de una excelente salud física e ideológica que nos permite ser imaginativos y creadores, situándonos en el lugar que las circunstancias nos exigen. Ser capaces de señalar a la dirigencia que hoy ostenta la representación de los trabajadores cubanos, que somos tan cubanos como ustedes, con la singular posibilidad de expresar nuestras ideas sin ataduras ni compromisos, nos permite decirles que sus críticas son el resultado de una falta de transparencia democrática, desafortunadamente ausente en el movimiento sindical cubano y que todos los efectos generados por la corrupción, hábitos deshonestos, vituperables que hoy florecen como malas yerbas, son sencillamento el resultado de un creciente déficit de democracia, porque es innegable que a mayor intolerancia, mayor corrupción.

Sexto: Debe quedar claro que nosotros nos oponemos a la concentración caudillista del poder por indefendible y descalificado por la historia. Es una verdadera falacia proclamar la vigencia teórica de un virtual estado de derecho que en la práctica se manifiesta yugulando y entorpeciendo las funciones de instituciones como los sindicatos, cuyo papel es ejercer los verdaderos controles democráticos.

Tomando en cuenta estas definiciones es que les expresamos que los 18 puntos propuestos son el resultado de una valoración muy reduccionista periférica y no causal de los males estructurales y de las crisis de paradigma que sufre tanto el Gobierno como el partido que lo sustenta. Lo planteado hasta aquí no implica que nuestras valoraciones no se tengan en cuenta, sin desconocer que hay muchos prejuicios, crispaciones, rechazos y fanatismo político, nos atrevemos a afirmar que estos escollos deben ser inteligentemente eliminados, para que prevalezca una atmósfera más disipada que nos permita tan siquiera comunicarnos y comprender que nosotros somos portadores de un proyecto que surge de la modernidad que se empeña en situar a los sindicatos en la senda de los cambios, logrando que éstos desempeñen el papel que la sociedad les está exigiendo. La propia dinámica económica y la multifacética variable en los escenarios políticos, nos irán exigiendo una visión más renovadora y pragmática de los sindicatos cubanos, para que actúen como auténticos representantes de los trabajadores desde una posición autónoma, independiente y sobre todo libre de cualquier compromiso ideológico, político y partidista. Hacia esos fines están dirigidos nuestros modestos esfuerzos.

No queremos concluir sin antes expresarles que en el ámbito sindical cubano hay un amplio abanico de soluciones, rico en modificaciones de fondo para concretar en el plano del pensamiento y de la práctica, la política y las categorías sustentadas en propuestas y posiciones que compartidas o no, merecen respeto, atención y receptividad. Nada podrá eximirnos de la grave responsabilidad que tenemos todos para con Cuba, su historia, su presente y su futuro.

Dado en la Ciudad de La Habana el 6 de julio de 1998.

Activistas sindicales independientes:

Pedro Pablo Alvarez Ramos
Lázaro Cuesta Collazo
Carmelo Díaz Fernández
Vicente Escobar Rabeiro
Omar Lafita Roja.

Divulgado por InfoBuro en Miami a los 15 días del mes de octubre de 1998.
Ariel Hidalgo
Teté Machado

(Documento leído desde La Habana por Lázaro Cuesta Collazo, para su divulgación, al Buró de Información del Movimiento Cubano de Derechos Humanos)



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