Declaración del activista ciego
encarcelado Juan Carlos González Leiva en respuesta
a la acusación presentada en su contra, la de sus
compañeros Lázaro Iglesias Estrada, Enrique y Antonio
Marcelino García Morejón, Delio Laureano Requejo Rodríguez,
Virgilio Mantilla Arango, Odalmis Hernández Márquez
y Ana Peláez García y los periodistas
independientes Léxter Téllez Castro y Carlos
Brizuela Yera.
15
de septiembre del 2002
Unidad
de Operaciones de La Seguridad del Estado. Holguín,
Cuba.
A
la comunidad internacional, Congreso y Presidente de Estados
Unidos, Comunidad Europea, organizaciones de derechos humanos
e iglesias y medios de prensa
Soy un
abogado invidente y presidente de La Fundación Cubana
de Derechos Humanos (FDCH) en prisión. Fuí elegido
presidente de dicha organización en su segundo congreso
llevado a cabo el 9 de febrero del 2002.
Que la
paz de nuestro Señor Jesucristo sea con todos Uds.
y les dé una seguridad llena de paz, felicidad, prosperidad
y éxito en la batalla común contra el terrorismo.
Después
de varios meses en prisión acaba de llegar la petición
fiscal, acusándonos a mí y a mis 9 hermanos
a más de cinco delitos. La gran verdad es que esta
petición fiscal es una mentira desde principio a fin,
revestida con elementos verdaderos. El instructor que me
atiende, el Mayor de La Seguridad, Carlos Urgellés,
me dijo que esto es un ajuste de cuentas. Esto pasa porque
aquí en mi país no hay un estado de derecho.
Todos nosotros estamos desamparados, no tenemos defensa.
Por eso quiero que Uds. sean mi corte y hagan mi juicio,
nuestro juicio: un juicio moral. Quiero a continuación
decir algo acerca del documento en cuestión.
Primero:
Esta petición fiscal desconoce el hecho de que yo soy
ciego, con la evidente intención de hacerme culpable
de "desacato" ya que yo no podía ver al policía
uniformado. Y este, en ningún momento, se identificó
ante mí como tal.
Segundo:
Esta petición fiscal comienza con los hechos en el
hospital y no hace mención de que a Jesús Alvarez
Castillo le fué lesionada la cervical por un policía
torciendo así la realidad. De la misma manera desconoce
que mi casa estaba rodeada por un operativo policial. En ningún
momento Jesús Alvarez Castillo ofreció
resistencia a la policía.
Tercero:
Con marcada mala intención, el documento sostiene que
nosotros tuvimos la intención de parar las actividades
del hospital, cuando realmente fuimos allí preocupados
por el periodista que habia sido mal herido. El mismo documento
lo reconoce cuando dice que rodeamos a Alvarez Castillo pidiendo
asistencia médical. Lo encontramos abandonado, solo
en un pasillo, sentado en una silla de rueda con un fuerte
dolor de cabeza, llorando y vomitando. Esto provocó
en mí profundo dolor y pedí a los otros que
protestáramos, y solo gritamos ¡Viva Cristo Rey! ¡Vivan
los derechos humanos! ¡Abajo Fidel! En ningún
momento ninguno de nosotros trató de dañar a
ninguna persona ni al local. La multitud que nos rodeó
gritando contra nosotros fué reunida por la
Seguridad del Estado. Aún enfermos fueron levantados
de sus camas para enfrentarnos. Ninguna autoridad tuvo que
llamar a la fuerza pública porque, cuando nosotros
llegamos al hospital, las fuerzas de la Seguridad del
Estado estaban allí esperándonos. Había
allí un operativo policial. Un médico nos
pidió irnos con Alvarez
Castillo
pero yo le dije que lo haríamos si el nos daba la certeza
de que no le pasaría nada y se responsabilizaba con
ello, dándonos un certificado. Se negó hacerlo.
Nos pidió que nos fuéramos hacia otro pasillo
del hospital y aceptamos y ellos nos empujaron hacia allí.
En ese lugar la policía política comenzó
a cerrar las ventanas y sacó todas las personas: médicos,
enfermeras, pacientes, todos y, de repente, arremetieron a
golpes contra nosotros. Nos arrastraron hacia afuera. Al
llegar allí, a mí me tiraron contra el
pavimento. Traté de aferrarme a las ruedas del auto
donde trataban de introducirme a patadas para eludir de esa
manera los golpes que se llovían sobre mí. Me
golpeaban por todas partes, incluyendo mis genitales, las
costillas, todo. Ya en el carro, el oficial Amaury Gómez,
visto por testigos, me golpeó en la cabeza con el
cabo de una pistola provocándome una herida de cinco
puntos.
Llevo,
junto a mis otros 9 hermanos, más de 6 meses en prisión.
Aquí se me ha torturado psiquicamente, sin contar los
daños físicos que he recibido. La prisión
me ha enfermado de claustrofobia y, debido a una pastilla
que me dió una psiquiatra del MININT que me hizo perder
el conocimiento, he quedado desde ese día con un
fuerte dolor en el pecho que me hace vivir a base de
calmante. También, para la clautrofobia, tengo que
tomar pastillas para los nervios. Presento, además,
otros problemas de salud y, mi ojo derecho, debido al
golpe, me duele muy fuerte y casi constantemente.
Por todo
lo antes expuesto, podrán Uds. apreciar que, en Cuba,
no se repetan los derechos humanos y que el Presidente Fidel
Castro hizo caso omiso a las palabras del Señor Presidente
Jimmy Carter. Por eso le pido a Uds. ser nuestra corte, ser
mi corte.
En un
registro practicado en mi casa, el 8 de marzo, cuatro días
después de mi detención, me llevaron todos los
documentos de la ONG que presido y, con ellos, los acuerdos
del 2do Congreso donde fuí elegido democraticamente.
En dichos acuerdos, cerca de 10 organizaciones de 9 provincias
presentes, pedíamos el no levantamiento del embargo,
pues eso es oxígeno para la criminal tiranía
y la continuación de la miseria del pueblo. No fué
mi petición personal sino, la de todos allí
presentes. Sé que decir esto me pone aún en
mayor peligro de ser dañado hasta morir. Pero amo a
Cuba y quiero ayudar a salvarla.
Gracias
infinita. Que Dios les bendiga. También a mi Patria,
América y el Mundo.
Con agradecimiento
y respeto,
Juan
Carlos González Leiva
(Abogado
invidente, preso en las prisiones de Cuba)
Les adjunto
mi declaración y la petición
fiscal.
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