Mensaje de
las Damas de Blanco a la XXXI Asamblea Ordinaria
del Consejo Episcopal Latinoamericano
Eminencias:
Las Damas de Blanco nos sentimos muy honradas
de darles la bienvenida en La Habana, Cuba,
al tiempo que ciframos grandes esperanzas
en recibir su bendición, sus plegarias
y su preocupación por conocer y contribuir
a mitigar las difíciles condiciones
en que se desenvuelve la vida cotidiana
de nuestros prisioneros de conciencia y
políticos pacíficos, así
como de fieles católicos y de otras
religiones, y la población en general
desde hace casi cinco decenios, sin que
se vislumbre cambios en el futuro inmediato.
Nuestros prisioneros de conciencia y políticos
no tienen la posibilidad de recibir asistencia
religiosa en las cárceles; en muy
escasas ocasiones se permite. Como el gobierno
cubano no reconoce su existencia, los mezclan
con presos comunes de alta peligrosidad.
No se cumplen las Normas Mínimas
para el Tratamiento de Prisioneros de las
Naciones Unidas, ni se autoriza el acceso
de prestigiosas organizaciones como la Cruz
Roja Internacional y Amnistía Internacional.
Las condiciones de prisión son deplorables
para todos los reos, incluidos las decenas
de miles de comunes, fundamentalmente jóvenes
y negros. La mayoría de nuestros
seres queridos han sufrido un alarmante
deterioro de su salud durante los cuatro
años de cautiverio, sin que reciban
la asistencia médica adecuada.
Nuestras familias han estado sujetas a
diversas formas de tortura psicológica,
con particular sufrimiento para los niños
y ancianos que no los pueden visitar porque
están a cientos de kilómetros
de distancia, en un país donde el
transporte es casi inexistente; y a nosotras
se nos vigila y reprime por ser las voces
de ellos y demandar condiciones apropiadas,
pero fundamentalmente la libertad inmediata
e incondicional, ya que no han cometido
ningún delito. Ellos sólo
han pretendido ejercer su derecho a la libre
expresión en beneficio de nuestro
pueblo.
Eminencias:
Depositamos grandes esperanzas en las gestiones
del Santo Padre Benedicto XVI ante las autoridades
de Cuba, así como la intercesión
de Sus Eminencias, a fin de que los prisioneros
de conciencia de los 75 encarcelados durante
Marzo de 2003 sean liberados inmediata e
incondicionalmente, así como los
demás prisioneros políticos
pacíficos cubanos y, mientras esto
no ocurra, ellos tengan asistencia religiosa,
tratamiento médico y condiciones
de prisión adecuados.
Reciban nuestros votos porque logren sus
objetivos evangelizadores y contribuyan
al avance de la democracia y el respeto
de los derechos humanos en Cuba.
DAMAS DE BLANCO
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