LA HABANA, 26 de abril (René Gómez Manzano, Corriente
Agramontista de Abogados Independientes de Cuba) - Estimado Oswaldo: En la noche
del pasado lunes, al ser retransmitido por Radio Martí el estelar
programa "Haciendo Caminos", te oí explicar (a los activistas
que en distintos puntos de nuestra Patria están recabando apoyo para el
Proyecto Varela) la forma en que ellos deben recoger las firmas y los datos
personales de los ciudadanos que se adhieran a la iniciativa, velando porque
cada uno de éstos (en especial los de escasa escolaridad o edad avanzada)
consigne claramente su nombre completo, dirección y número del
carné de identidad en las peticiones que habrán de presentarse, en
su caso y oportunidad, a la Asamblea Nacional del Poder Popular; además,
impartiste la orientación de que, por su parte, los activistas, con base
al propio carné de identidad, anoten en hoja aparte -a modo de doble
control- las generales de cada firmante.
Estas pormenorizadas instrucciones me hicieron comprender que tú y
los restantes promotores del Proyecto desconocen las normas jurídicas que
rigen en esta materia, pues el sentido común indica que, en caso
contrario, no harían tanto hincapié en que se sea tan meticuloso
en la recogida de unos datos personales que no poseen validez legal alguna.
A la mañana siguiente (el martes 24), llamé a casa de tu tía
y le dejé el recado de que me llamaras lo antes posible, pero no lo
hiciste. Hoy te telefoneé de nuevo y ella me confirmó que te había
transmitido mi mensaje. También llamé al hermano Elizardo Sánchez
y él confirmó mis temores.
La cuestión radica en que, como reza el refrán que imagino tan
antiguo como nuestro idioma, "quien hizo la ley, hizo la trampa". En
el caso específico que nos ocupa, "la ley" está
representada por el artículo 88, inciso g), de la vigente Constitución,
que afirma que los ciudadanos en número no menor de diez mil disfrutan de
la iniciativa legislativa. Por su parte, "la trampa" figura en el artículo
64 del actual Reglamento de la Asamblea Nacional del Poder Popular, de 25 de
diciembre de 1996, que es del siguiente tenor:
"Artículo 64.- Si la iniciativa procede de los ciudadanos,
conforme se establece en el inciso g) del artículo 88 de la Constitución,
además de la fundamentación consignada en los acápites
precedentes, los ciudadanos promoventes del proyecto acompañan declaración
jurada ante notario, donde se acreditará la identidad personal mediante
los datos del carné de identidad como documento idóneo y
probatorio de la individualización de una persona, así como de que
no está invalidada para ejercer el sufragio activo o pasivo".
O sea, Oswaldo, que cada uno de los diez mil o más ciudadanos tienen
que comparecer ante un funcionario subordinado al Ministerio de Justicia (el
notario) y, previo el pago de los correspondientes honorarios, suscribir una
declaración jurada que sí tendría validez.
Lamento que si ustedes (los promotores del Proyecto) no tenían
asesoramiento jurídico, no me lo hayan pedido, ya que (independientemente
de las serias dudas que -como es público y notorio- mantengo en relación
con esa iniciativa) yo no se lo habría negado: como sabes, ésa ha
sido mi línea indeclinable con todo opositor que se ha acercado a mí.
En ese contexto, deploro doblemente que, por causas no imputables a mis compañeros
de causa ni a mí, no se haya celebrado hasta hoy la entrevista que
concertaste con nosotros (para la medianoche del pasado lunes); traté de
ponerme en contacto contigo para aclararte este punto.
Espero que no tomes a mal que yo me haya inmiscuido en esta cuestión,
pero creí que ello era mi deber no sólo contigo, con el propio
Elizardo y con los demás promotores del Proyecto, sino también con
los numerosos activistas que, en distintos puntos de nuestra geografía,
están hoy enfrascados en una tarea ardua, insuficiente y quizás
baldía.
En todo caso, creo que es preferible que ustedes se enteren de esta situación
en este momento por mí, y no por boca de algún vocero oficial al
presentar -en su caso- las diez mil firmas.
En vista de la situación existente, espero que comprendas plenamente
el hecho de que yo considere mi deber divulgar la presente comunicación.
Como siempre, sigo a tu disposición para cualquier aclaración
que desees brindarme o para cualquier asesoramiento adicional que modestamente
yo pueda facilitarte.
Con un fuerte abrazo,
René Gómez Manzano |