El Consejo Diocesano de laicos de la Diócesis de Pinar del Río,
reflexionando sobre la situación actual en Cuba, percibe una realidad
cualitativamente nueva en la vida de nuestro pueblo y manifiesta su preocupación
por el rumbo futuro que pueda tomar el acontecer nacional.
Se evidencia descontento y confusión crecientes en nuestro pueblo,
debido a las condiciones críticas para la subsistencia, agudizadas por el
freno a nuevos proyectos viables, al trabajo por cuenta propia y a otras formas
de independencia económica éticamente aceptables, lo que deja a
muchas personas sin recursos para vivir dignamente.
También vivimos un recrudecimiento de la intolerancia y la persecución
manifestado en detenciones y juicios sumarísimos a opositores o
disidentes, para los que se pide severas sanciones, que nunca deberían
ser aplicadas a persona alguna por el hecho de pensar y actuar pacíficamente
de modo diverso.
Por otro lado se puede percibir una madurez gradual de la oposición
política que ha sido puesta a prueba en esta coyuntura, y al mismo tiempo
una apertura de nuevos espacios de solidaridad y participación del resto
de la sociedad civil.
Por esto creemos que son tiempos de:
-Mantenernos fieles a nuestra Fe, viviendo su dimensión profética
y solidaria desde nuestro compromiso personal y comunitario, especialmente
con los que sufren.
-Manifestar total transparencia, cordura y serenidad, en lo que se dice y se
hace.
-Buscar siempre el diálogo como vía de solución a los
conflictos y desterrar la violencia como actitud y como modo de vida. La
cerrazón, el endurecimiento, y el ataque a las personas, desde
cualquiera de las partes, nunca son métodos válidos para salir
de las crisis.
-Promover la comprensión y la solidaridad entre personas y grupos más
allá de las diferencias, acompañando a todo aquel que sufre la
injusticia (Cfr. Homilía del Papa en la Plaza José Martí
de La Habana, p5b).
De la buena voluntad y el espíritu de concertación de todos,
depende en gran medida la superación pacífica de la crisis que
vivimos, con el menor costo humano posible. Pongamos todo nuestro empeño
para que así sea. Elevemos nuestra oración confiada a la Virgen de
la Caridad, madre de todos los cubanos, para que haga de la nación cubana
un hogar de hermanos y hermanas.
Consejo Diocesano de Laicos
Pinar del Río, 6 de abril de 2003 |