Declaración final
Este primer encuentro entre el periodismo y un sector de la clase política
y de la sociedad civil alternativos es una muestra de la importancia, viabilidad
y riqueza del diálogo entre espacios sociales diversos y diferentes, pero
comprometidos con la Nación cubana y su identidad.
Es una muestra también de la capacidad y madurez que ofrecen los que
en Cuba están, después de su surgimiento, comprometidos con el
fundamento de toda sociedad civilizada: los derechos humanos en toda su
indivisibilidad y con la democracia y todas las instituciones que la hacen
posible: libertad de expresión y de asociación con fines pacíficos,
libre participación en la vida política y social y libre flujo de
información. Por tales motivos, declaramos nuestra responsabilidad hacia
estos compromisos compartidos:
1- El sentido de responsabilidad que debe primar en los comunicadores
sociales, en los responsables políticos y en todos aquellos que desempeñan
su actividad en la sociedad civil, sólo puede construirse desde la ética
y el respeto hacia todos los ciudadanos.
2- La información es derecho elemental e inalienable del ciudadano,
así como expresar sus opiniones sobre los asuntos públicos, dentro
de un marco de eticidad regido por un Estado de derecho democrático y el
sencillo principio de que el derecho del uno termina donde comienza el derecho
del otro. Trabajar por la despenalización del derecho a opinar es un
asunto al que le brindamos la mayor importancia.
3- Políticos, periodistas y activistas sociales tienen compromisos
con la Nación y la identidad nacional y cultural, el primero de los
cuales es con la verdad. Unos y otros deberán trabajar por la creación
de un marco jurídico-ético donde el culto a la verdad sea la
primera garantía de la libertad, así como cooperar en aquellas
direcciones propiciadoras de la estabilidad social para un mejor entorno democrático.
Políticos y periodistas son contrapartes de un proceso de cognición
social en el que lo más importante es que cada ciudadano se sienta dueño
de su país.
4- Ejercer derechos implica cumplir deberes. El poder de los políticos
no deberá ser empleado para reprimir a los periodistas, y el poder de los
periodistas debe3rá ser la representación del derecho público
a la rendición de cuentas de los políticos, sobre la base de
normas éticas internacionalmente reconocidas para unos y para otros.
5- De idéntico modo que no se exige a los políticos otro
diploma que el voto del pueblo, opinamos que la diplomación obligatoria
de los periodistas conspira contra el normal desarrollo de esa profesión
y de las libertades que reconocemos a todos los ciudadanos, sin perjuicio del
rigor y la calidad exigibles a los miembros de la profesión periodística,
en tanto que representantes de la opinión pública.
6- La información y la globalización demuestran la necesidad
de apertura de las fuentes informativas y de acceso de todos los cubanos a las
redes nacionales e internacionales de la información. Por ello,
consideramos el monopolio y manipulación informativas, así como el
no-reconocimiento de la libertad de prensa por las autoridades cubanas, como uno
de los principales obstáculos para el desarrollo de nuestra Nación
y sociedad. Demandamos, por tanto, la eliminación de todas las formas de
censura aún presentes. No obstante, defendemos el principio de la
objetividad de la información, con independencia de las pertenencias políticas
o ideológicas, a la vez que defendemos la libertad de opinión en
el marco de una sociedad democrática. Han de ser libres de opinión
las noticias, han de ser libres las opiniones, y las primeras tenderán a
representar todos los perfiles de una situación dada.
7- Desde la visita a Cuba de Su Santidad Juan Pablo II, se hizo aún más
evidente que Cuba necesita de ambientes internacionales positivos para estimular
la democratización de su sociedad. Entendemos que todas las fuerzas
sociales y políticas deben trabajar en el sentido de superar los obstáculos
que se interponen a este consenso mundial.
La Habana, 2 de marzo de 2001
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