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La huella de Paz sin Frontera

Laritza Diversent

Por fin se materializó el controvertido concierto de Juanes en la Habana. Como antes dije, ocurrió y todo continúo igual. Los cubanos de adentro, seguimos en la misma rutina: los problemas del transporte, el agua, la electricidad, la alimentación, el salario que no alcanza, la libertad y los presos políticos. En fin, un poco de distracción en medio de la tormenta.

No obstante, hubo diferencias, que de ahora en adelante, marcaran el rumbo de Cuba. Para los de afuera, la oportunidad de debatir a sus anchas el asunto. Mensajes en red, a través de una lista de usuarios de correo electrónico, que ansían buscar la reconciliación nacional. Todos los intentos son válidos.

Para los de adentro, demostrar que tenemos voluntad propia. No hizo falta que el transporte mejorara. Bajo un inmenso sol, a pie, apretujados o enganchados en la puerta de una guagua, más de un millón de cubanos, la mayoría con atuendos blancos, estuvieron presentes en la Plaza. Esta vez  por la paz.

En medio de los de aquí, y los de allá, quedo un puente. Un camino que debemos cuidar para poder transitar por él.  Una nueva oportunidad para unir a los que nacimos en esta tierra. Sobre todo una nueva forma de comunicarnos, que ¡ojalá! se vuelva a repetir.

Antes del concierto hubo posiciones extremas y neutrales, entre los que estaban a favor y en contra. Lástima que los de adentros poco pudieron opinar. Como espectadora de la discusión, puedo decir que, al contrario de lo que piensen muchos, salió algo bueno. Una parte del exilio demostró que no es el mismo de hace cincuenta año. Esta renovado y dispuesto a luchar por su tierra, de forma inteligente, sin hacerle el juego al gobierno de la isla.

Para aquellos que pensaron que con posiciones reaccionarias lograrían algo, sepan que sus argumentos fueron muy bien utilizados, por los medios oficiales de la isla, para desacreditarlos frente a sus hermanos de este lado del mar. No obstante, El concierto trajo un mensaje y una sola verdad. Somos un pueblo dividido por la distancia y el dolor de miles de familias.

El concierto más que paz, trajo nuevas oportunidades. La Cuba aislada, supo que su hermana exiliada, sentía por ella. El mensaje de amor de una madre para su hija. Palabras que a más de uno, erizo la piel o saco una lágrima. También nos enseño algo, podemos y debemos discutir, pero después, démonos un abrazo de hermanos.

Esa fue la huella del concierto “Paz sin Frontera” en la Habana. No trajo el cambio deseado, pero marcó la diferencia. Demostró que, aparte de las políticas, manipulaciones y extremismos, los cubanos  somos un solo pueblo, que aun divididos, amamos nuestra tierra.