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La nueva escena

Gustavo E. Pardo

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - El movimiento blogger es un fenómeno reciente para la libre expresión del pensamiento. Para los regímenes autoritarios, constituye un reto difícil de sortear, atendiendo a la interacción que durante las 24 horas del día se genera entre millones de personas.

Cuba, por su condición de isla, ha proporcionado al régimen las condiciones idóneas para mantener un férreo monopolio sobre la información. Son contados los cubanos que pueden acceder a la radio o la televisión de otros países del Caribe, o a la prensa plana internacional. Por otra parte, los medios y agencias de prensa estatales son los únicos autorizados para emitir informes o trasmitir noticias de Cuba al mundo.

En medio de esta apacible uniformidad, aparece en Cuba el fenómeno blogger, cuyos protagonistas son jóvenes inconformes con el presente y el futuro que el régimen les ha destinado.

En estos momentos, la información que el mundo conoce de Cuba se origina desde la Isla a través de cientos de blogueros que ofrecen su visión de las cosas, que en nada se parece a la óptica de los medios de información estatales.

El fenómeno blogguer se desencadena a partir de Generación Y, blog de Yoani Sánchez que cuenta actualmente con más de diez millones de seguidores en el planeta. Los blogueros se caracterizan por:

Expresar de forma sencilla, espontánea e independiente sus opiniones sobre las vivencias que observan en su entorno.

No estar comprometidos con el pasado, y mucho menos con el presente.
Tener objetivos bien definidos, por lo que no se diluyen en discusiones inútiles ni ataques absurdos contra los otros.

Tener la tolerancia para admitir cuantas opiniones inteligentes se les formule.
Los cibernautas cubanos constituyen el reto más serio con que ha lidiado el gobierno en las últimas décadas, porque ellos están ocupando su espacio social gradual y pacíficamente. 

No cabe la menor duda de que el régimen se encuentra ante una nueva escena para la que no estaba preparado. El dilema que se le presenta está en ceder espacios o reprimir al joven movimiento.

En ambos casos la situación es la misma, porque el futuro es de los jóvenes.