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América Latina, la UE y los principios democráticos

Nelson Núñez Dorta 

FRASE: Confiamos en que, los países que conforman la Unión Europea, con toda esa experiencia política que les dan cientos de años de historia, tengan la capacidad  para  lidiar con estos personajes

QUERÉTARO, México, mayo, www.cubanet.org -Émulos de cualquier imperio, un grupo de gobiernos latinoamericanos bloquea y aísla a una hermana nación para imponerle su  política.

Hugo Chávez Frías, militar, ex golpista de Venezuela, devenido Presidente y candidato a dictador vitalicio de su país, con su proyecto de corte totalitario, se congratula por el resultado de sus acciones que, unidas a la aprobación de un grupo de gobernantes latinoamericanos cuya ética deja mucho que desear,  han  logrado impedir la participación del presidente de  Honduras en la próxima cumbre UE-Latinoamérica, a celebrarse en España.

Resulta aberrante que este personaje se exprese en los términos que lo hace, cuando califica las elecciones hondureñas y el nuevo gobierno de Porfirio Lobo, como un “continuismo dictatorial”.

Chávez, que hoy ataca al gobierno de Honduras, intenta también desestabilizar al país, generando la polarización y la violencia. Carece de toda respetabilidad cuando proclama sus aspiraciones  continuistas en la presidencia de  Venezuela y vocifera expresando que aplastará a toda la oposición; pero además, con su actitud hegemónica e injerencista, pretende también imponer gobernantes afines a su proyecto en el hemisferio.

Disfrazado con un traje de “Libertador” que le queda inmensamente grande,  no esconde sus aspiraciones: ser el caudillo vitalicio de los  pueblos del Sur.  Fidel Castro, anciano y enfermo, le traspasó a su más fiel alumno el proyecto que él no pudo consumar.

El militar venezolano anda comprando deudas y ofreciendo petróleo, así también compra voluntades y silencios de presidentes Latinoamericanos que, surgidos desde  la democracia, hoy la pisotean a su antojo, creando espacios para nuevos autoritarismos, tan nocivos al desarrollo de nuestras naciones.  

Todos estos señores han rechazado y  condenado de forma frecuente y enardecida, el embargo de Estados Unidos a la cincuentenaria y cruel dictadura de los Castro, sin embargo en el caso de Honduras se olvidan de sus argumentos y de los “humanitarios principios” que los guían con respecto a Cuba. Reaccionan de forma absolutamente radical e intentan aislar y rendir al gobierno de Honduras, que ha sido elegido por la mayoría de su pueblo. Lo que más les incomoda en este caso, no es que el Sr. Zelaya fuese depuesto por un golpe de estado, sino la pérdida de un compañero fiel que, siguiendo la misma fórmula de sus amigos y consejeros, intentaba imponer el proyecto  reeleccionista para unirse a ese grupo de “elegidos”, con pretensiones mesiánicas, que se autoproclaman salvadores de América Latina. De ahí su obstinado desconocimiento a un proceso electoral limpio.

Nadie ha podido demostrar que en las elecciones de Honduras se cometió fraude. Los gobiernos latinoamericanos fueron invitados como observadores, pero se negaron. Prefirieron no hacerlo para no tener que avalar los resultados, porque su único despropósito es imponer en ese país un presidente que sirva a los intereses hegemónicos del grupo.

¿No les parece indecente y  degradante a estos señores presidentes de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Brasil y Argentina, entre otros, aplicar contra Honduras los métodos de aislamiento y presión que tanto han criticado en el caso de Cuba? ¿Es que el crimen se convierte en acción legal y solidaria cuando son ellos quienes lo cometen?
Ese grupo de presidentes y políticos latinoamericanos, cuya figura más notoria es hoy Hugo Chávez, que está llamando a la “unidad continental”, busca una “unidad” que destruya toda diferencia, para establecer un bloque de países donde se impongan sus lineamentos y acciones.

Para conseguir este objetivo, necesitan adhesión, complicidad o sometimiento. No reparan en escrúpulos y apoyan descaradamente, en cualquier país, todo movimiento que favorezca su objetivo. Generan conflictos, intervienen en los procesos electorales de las naciones y desarrollan una carrera  armamentista en el continente, liderada por Venezuela, con la justificación de amenazas foráneas.

Este movimiento tiene sus raíces en el intervencionismo cubano de los años sesenta, con el surgimiento de la violencia revolucionaria y las guerrillas o movimientos de liberación nacional, fracasados en su mayoría y resurgidos ahora como partidos políticos, o devenidos grupos terroristas asociados al narcotráfico. Estos grupos radicales que, supuestamente, reclaman “justicia social”, el fin del neoliberalismo y el “imperialismo”, albergan como única pretensión real establecer su propio imperio totalitario y represor.

Hablan de “unidad y justicia democrática”, pero persiguen poner la justicia y la democracia bajo su bota; se alimentan de un revanchismo extremo que culpa de toda ineficiencia e incapacidad a un enemigo externo.  Tildan a todo disidente de cómplice o agente de ese “imperio agresor” que quieren aniquilar.

Estas peligrosas voces que se alzan hoy en nuestra en América, estarán presentes que la próxima Cumbre UE-América Latina. Asistirán satisfechos de haber impedido la participación de una nación hermana y tratarán de influir, con su particular y distorsionada visión del mundo, haciendo reclamos e imponiendo condiciones.

Confiamos en que, los países que conforman la Unión Europea, con toda esa experiencia política que les dan cientos de años de historia, tengan la capacidad  para  lidiar con estos personajes y dejen claro su compromiso con los principios democráticos y la defensa de los derechos humanos. Esperamos que Europa no muestre las debilidades del gobierno español cuanto se trata de condenar al régimen  cubano, violador de las libertades y los derechos de sus ciudadanos.