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Detenida en el tiempo

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - En su discurso por el aniversario 50 de la fundación de Casa de las Américas, Ricardo Alarcón se refirió a la amplia actividad de la Galería Haydee Santamaría, sin saber que el edificio lleva cerrado más de 15 meses. Es sólo un pecado menor. Tampoco sabe que el reloj de la cúpula del edificio lleva mucho más tiempo sin dar la hora.

Hace algunas décadas Casa de las Américas dejó de ser un edificio para los intelectuales democráticos latinoamericanos, y se convirtió en una subsidiaria de la Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior, o de la cancillería. Quizás esa es la clave del suicidio de su principal animadora, Haydee Santamaría, quien en la década del sesenta la utilizó como refugio para jóvenes creadores, perseguidos por los censores.

La armonía entre la institución, fundada el 28 de abril de 1959, y los intelectuales latinoamericanos, duró menos de lo que se esperaba, luego del cierre del periódico cultural Lunes de Revolución y el exilio de Guillermo Cabrera Infante y otros intelectuales. Su punto más bajo fue después del juicio a Heberto Padilla, la persecución a los intelectuales y a los homosexuales y los sucesos de la década del setenta y los ochenta. Desde el año 68, escritores como Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes se plantaron contra la descarada injerencia de Cuba en América Latina y en los problemas del arte y la literatura, a través de Casa de las Américas.

Nadie como el chileno Jorge Edwards, declarado persona non grata, para narrar desde la óptica de un visitante, la asfixiante atmosfera intelectual que se respiraba a principios de los años setenta en La Habana.

Después de aquellos días, importantes escritores y artistas latinoamericanos han puesto sus pies en Casa, pero bajo la doctrina del silencio, sin hacer referencia a los desmanes de la dictadura, los presos políticos y las violaciones de los derechos humanos. Para eso, el gobierno asigna un sustancioso presupuesto a Casa de las Américas. Invitaciones, turismo, concurso, conferencias, talleres, ediciones de libros y filmación de documentales donde aparecen artistas latinoamericanos. El silencio de esos intelectuales, escritores y artistas se compra con esas lentejas.

Casa de las Américas es uno de los soportes más importantes de propaganda internacional de la dictadura. Allí no se cocina, pero sí se proyectan al mundo las principales ideas de propaganda contra el embargo norteamericano al gobierno cubano, por la liberación de los cinco espías convictos y confesos, presos en Estados Unidos, o de solidaridad con el gobierno que encarceló a 75 demócratas intelectuales y periodistas durante la Primavera Negra de 2003.

En la actividad central por el aniversario 50 de la fundación de la institución, donde habló el desinformado Presidente del Parlamento, los principales asientos no estuvieron ocupados por personalidades de la cultura cubana, latinoamericana y universal. Los ocupaban los seniles miembros de una “monarquía” detenida en el tiempo.

aleagapesant@yahoo.es