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Desde las nubes según Virulo

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Al humorista cubano Alejandro García (Virulo) le inquieta que las personas de menor nivel cultural, los marginales, según él, sean los que más dinero tienen en la Isla.

 Cuesta creer que lo haya dicho en serio, pero como seria ha sido publicada su declaración por el diario Juventud Rebelde.

 Y no es que de cierta manera le falte razón. Pues los que más riquezas poseen entre nosotros, es decir, los mandamases, junto a sus parientes y cúmbilas, suelen ser a la vez los más brutos y los que más al margen viven de las leyes y las normas sociales que son de obligatorio cumplimiento para el pueblo.

Pero no es a ellos a quienes se refería Virulo. Y por lo que parece, tampoco constituye motivo de inquietud para el humorista la abrumadora carga de privilegios que, no desde ayer en la tarde, sino a lo largo del último medio siglo, ha determinado que quienes mandan sean los únicos y verdaderos ricos en Cuba.  

Bien distinto fuera que Virulo haya estado intentando camuflar un chiste de doble lectura entre sus declaraciones. No iba a descubrir el hueco de los macarrones, pero al menos le serviría para demostrar que aunque haya perdido otras cosas, la gracia no la perdió del todo durante su larga estancia mexicana.

 Lo que le ronca el mango es que un individuo con el sentido del humor que debiera poseer Virulo, se crea seriamente que esos pobres diablos con dientes de oro y barriguita cervecera, que ahora suelen verse en las calles, en las “shoppings” y en los night clubes habaneros, alineen en verdad entre los más ricos de aquí.

 Es raro que no se percate de que no son sino víctimas, infelices recogedores del rastrojo de la alta corrupción y del despelote administrativo que impera en nuestros predios, fluyendo siempre según las leyes de la gravedad, desde arriba hacia abajo.

 Es asombroso que Virulo no perciba que la brutalidad de esos pobres diablos, así como su chabacanería, que tanto le inquieta, no son sino fruto del ejemplo, de la mala formación y de la falta de alternativas que les dispensa el poder. Y aún más que asombrar, decepciona la sospecha de que Virulo no quiera percibirlo.  

De hecho, dentro de las mismas respuestas para el diario Juventud Rebelde, se gasta otras afirmaciones desconcertantemente sospechosas, por no decir poco serias o muy poco púdicas. Por ejemplo, sobre los nuevos humoristas cubanos dice: “Lo que más me preocupa es que el humor se convierta en una maquinaria de denuncia, de confrontación, de crítica, y deje de ser una historia”.

 ¿Qué historia tenía en mente Virulo? Supongo que no sea la del teatro vernáculo cubano, padre, madre y espíritu santo de nuestras más incisivas y sabrosas humoradas en torno a la denuncia, la confrontación y la crítica en materia política.

 En fin, suponíamos que Alejandro García (Virulo) había estado residiendo en México durante los últimos años. Pero a juzgar por ciertas inquietudes que manifiesta y por algunos juicios en que incurre, debió estar viviendo en la nube de Oort.