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¿Censura para qué? 

Moisés Leonardo Rodríguez

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Los múltiples instrumentos de control totalitario del régimen incluyen, como importantísimo elemento,  la censura sobre la información a la que los ciudadanos deben o no acceder. Es cuestionado por muchos si esta política violatoria de las normas del derecho internacional es realmente efectiva en sus propósitos.

A su regreso, los cubanos que participan en misiones en el extranjero traspasan las membranas de dicha censura con sus testimonios. Los nacionales emigrados, durante sus comunicaciones con los que quedan, y en particular con sus viajes a la isla, constituyen otra elemento importante en la tarea de filtrar lo que se trata de ocultar o desvirtuar.

Los turistas tienen también un peso importante en el suministro de información a los visitados. Igual ocurre con muchos de los estudiantes extranjeros en escuelas nacionales que, al establecer relaciones de cierta intimidad con cubanos, se abren para contar la verdad de la vida en sus países. Tanto lo bueno, que acá se oculta,  como lo malo que no se cansan de divulgar enfáticamente los censores.

Coinciden muchos ciudadanos en que es por programas radiales de onda corta, por el cable y por ediciones de periódicos extranjeros, en particular norteamericanos y españoles, por los que han podido saber de situaciones desfavorables en terceros países, noticias que no les resultan creíbles cuando son destacadas en programas oficialistas como Mesa Redonda o los noticieros de radio y televisión.

Los piratas del Internet y el cable son otros de los mensajeros portadores de las verdades que se ocultan o disfrazan. Los pequeños empresarios clandestinos que alquilan discos o cintas de video y los que conectan al cable en los barrios, a pesar de la represión, son la vanguardia de esta modalidad de romper la censura.

Con el crecimiento numérico del arribo de cubanos radicados en Estados Unidos después de levantadas las restricciones, y quizás más adelante con la llegada de norteamericanos, se incrementará el efecto membrana con lo que será más inútil la censura y menos justificables los enormes recursos destinados a ella.

La censura de toda información interna concerniente al nivel de vida de los dirigentes, de la mala asignación de los recursos nacionales, del despilfarro de lo que administran, de lo escandalosas de muchas de sus vidas privadas, de cifras incómodas, como el número de suicidios, fracasa pues, como destacó el propio Castro cuando el envío de tropas a Angola, en Cuba los secretos son compartidos por once millones.

 corrientemartiana2004@yahoo.com