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Es mi esposo

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - El policía ordenó detener la marcha al conductor del auto, que en pocos segundos repasó en su mente las posibles infracciones de tránsito. Estaba seguro que conducía con prudencia. “Un control rutinario'', pensó mientras aparcaba.

Mostró al agente de tránsito la licencia de conducción, la circulación y el carné de identidad. Todo en regla, pero para sorpresa suya el hombre no le devolvía la documentación para continuar viaje. Ni una palabra. El conductor comenzó a inquietarse. El agente revisó de nuevo los documentos y seguidamente fijó la vista en el vehículo, y de allí la posó en el chofer que no necesitó más evidencias para entender la conducta del policía.

Ella permanecía en el vehículo. “¿Por qué demoran tanto? Si alquilé este taxi era por tener mucha prisa. Ahora esta pérdida de tiempo. ¿Habrá problemas? No entiendo'', pensó la pasajera.

¡El colmo! El uniformado se aproximó al carro. Miró al parabrisas: no tenía la calcomanía  que identifica a los autos de alquiler. Tampoco tenía por qué poseerla. Ninguna señal de ilegalidad. Solo la presunción de tratarse de un taxista pirata. Su olfato de detective le indicaba que había gato encerrado. Sin rodeos preguntó a la mujer:

-¿Qué es él de usted?

Sin titubear, comprendiendo de qué  se trataba, respondió:

-Es mi esposo

El policía se desconcertó. No esperaba esa respuesta. La mujer, para evadir nuevas preguntas comprometedoras dijo a su recién estrenado esposo:

-¡Apúrate, mi amor, que vamos a llegar tarde a la reunión del Partido!
 
Fueron palabras mágicas. El desconfiado agente devolvió los documentos de inmediato, hizo el acostumbrado saludo militar de cortesía y les dijo:

-¡Pueden continuar!

Apenas puso en marcha el motor miró a la acompañante:

-¡Uffffff! Me has sacado de tremendo apuro. ¡Gracias! Si te hubieras turbado estaría frito: me detienen, me ponen una multa altísima y, por ser reincidente en botear sin licencia, me confiscan el carro.

-¿Por qué no sacas la licencia? Te quitarías de encima preocupación y persecución.

-Eso quisiera. La solicité hace más de diez años, igual que otros miles de taxistas piratas con sus autos. Siempre la misma respuesta: no se están entregando licencias.

-Oye, chico, ¿y cómo te llamas? ¿Has pensado qué problema me hubiera buscado si el policía me pregunta tu nombre?

El chofer, mientras se alejaba miró al retrovisor. Atrás quedaba el policía pensativo rascándose la cabeza. 

cosanoalen@yahoo.com