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Bonilla pide al mundo que lo apoye (I parte)

Laritza Diversent

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Enrique Bonilla es un oficial retirado de la Marina de Guerra. Tiene 62 años y está cansado de quejarse y pedir una solución a su problema ante las autoridades cubanas. Por eso decidió afrontar las consecuencias y poner su caso a consideración de la opinión pública internacional, en espera de comprensión y apoyo.  

Bonilla es ciudadano argentino y cubano por naturalización. Llegó a Cuba con 17 años, en 1964. Desde ese momento, y aun en calidad de ciudadano argentino, estudió en una escuela militar, hasta que alcanzó la doble ciudadanía en 1974. Se retiró en 1990, después de 25 años servicio en la Marina, ostentando el cargo de Capitán de Fragata. 

Desde junio de 2005 vive en las calles de esta ciudad. La Dirección Municipal de la Vivienda de Plaza de la Revolución,  a solicitud de su ex-esposa, dictó una Resolución de “cese de convivencia” en su contra. La misma lo priva del derecho a residir en el departamento que compartían juntos, en el Vedado. 

En dicho inmueble, Bonilla residió por 24 años. Contribuyó a pagarlo con una suma de 17 mil 400 pesos. Motivo por el cual solicitó a los tribunales le reconocieran su condición de copropietario. El Tribunal Supremo falló en su contra. Su contribución quedó como una carga del matrimonio.  

No obstante, sin estar de acuerdo con la sentencia del tribunal y con la Resolución de la Dirección de la Vivienda, Bonilla cumplió lo ordenado. Lo conminaron a abandonar el inmueble en un plazo de 30 días. Si no obedecía le aplicarían medidas económicas restrictivas sobre lo que recibe como jubilado, que podrían ascender al 50 % del retiro. 

La resolución especifica que su lugar de procedencia era el apartamento de su finada madre, en el municipio Playa. Su primera esposa, al fallecimiento de la misma en 2003, pasa a ser la propietaria de este inmueble. El derecho se lo otorgó este mismo órgano estatal, quien tramitó el proceso hereditario.  

Sin embargo, contrario a lo que en derecho procede, los dos hijos de la señora, no fueron llamados a heredar por la DMV, tal como establece la legislación civil en materia hereditaria. Tampoco se les pidió que renunciaran o cedieran la parte que le correspondía de la herencia.  

El órgano estatal, al emitir su resolución, no comunicó oficialmente a la nueva propietaria del apartamento, el supuesto lugar de procedencia de Bonilla, que ocuparía el inmueble en calidad de conviviente. Bonilla le exigió que se pronunciasen al respecto. La DMV se niega a cumplir y hacer cumplir lo que dictó. Consecuencia: Enrique Bonilla vive en la calle.  

A partir de ese momento, comenzaron las quejas y peticiones de este hombre a las autoridades cubanas. Hasta hoy nadie le da una solución, a pesar de haber llegado hasta los más altos niveles de dirección gubernamental.