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Ahorro a granel

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - El gobierno apocalíptico lanzó otra consigna. ¡Ahorro o muerte! Los cubanos, acostumbrados al relajo y al choteo prefieren decir ¡Ahorro y heridas leves! Interpretan detrás de las consignas aterradoras, las intenciones comunistas de seguir controlando un país que se les escapa de las manos.


“Si quieren ahorrar, pueden aplicar las leyes del mercado”, reflexionó un colega del Instituto Superior de Relaciones Internacionales.  “Aumentar algunos precios y subvencionar las zonas con desprotección critica en la sociedad. Es incoherente cerrar fábricas o centros laborales y aplicarles un apagón. ¿Cómo producen entonces?”

“Si al gobierno le interesó alguna vez ahorrar - añade- , ¿por qué cerró y desmanteló los centrales azucareros que producían energía eléctrica con bagazo de caña? ¿En que quedó el proyecto Cuba 9, para producir alcohol combustible?  ¿Por qué eliminó los otros combustibles en la cocina familiar e impuso la energía eléctrica desde 2005?”.

Una amiga recordó que la crisis de los 90, conocida como periodo especial,  nació cuando comprendieron que su sistema ideológico quebraba y necesitaban controlar a la a los seres pensantes, que veían en la perestroika el quiebre de la dictadura.  Por eso fusilaron al General Arnaldo Ochoa, para aterrorizar a los descontentos dentro del gobierno. 

El fin del subsidio soviético no fue el causante de la crisis, como ahora el ahorro no es la solución a los problemas del país. Cuando los habaneros se lanzaron al malecón en 1994 y las tropas de asalto tuvieron que custodiar la ciudad, los comunistas encontraron una salida. La rectificación fue inmediata; se otorgaron licencias para trabajar por cuenta propia, se restituyo el impuesto sobre las utilidades y se descentralizaron las empresas y las cuentas bancarias. Se dieron algunas facilidades para viajar al exterior y se abrió el país a las inversiones extranjeras. Se eliminó el exceso  de circulante monetario y se valorizó el peso cubano.  Pasos cortos, pero efectivos.

La historia demuestra que los gobernantes pudieron evitar la crisis, la epidemia de neuritis  óptica, las humillaciones y la desvalorización total que siguió al interminable período especial.   

La preocupación de la decadente monarquía de los Castro está en el fin del crédito político que la ciudadanía dio al General Presidente al comienzo de su mandato. En la caída de los símbolos nacionales, como el deporte. También la aptitud de los vecinos regionales desmonta el discurso ideológico y la trinchera. Levantamiento de las sanciones luego de la Primavera Negra de 2003; primero  Europa y luego los Estados Unidos, libertad para ingresar a la Organización de Estados Americanos y otras más. 

El regreso a la política del ahorro excesivo es la salida de los gobernantes a su última gran crisis. Para sortearla, sería saludable que no economizaran capacidad de negociación, creatividad ni visión de futuro.