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Pieza de cambio

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - A cien metros del malecón, en  los apartamentos del quinto piso de un edificio construido a finales de los años  noventa, reside una parte de la comunidad etarra en Cuba.  Los vecinos no conocen su peligrosidad, sólo saben que al menor de los motivos desplegaban la bandera blanca, roja y verde que los identifica. También los autos portaban sus banderas en los parabrisas traseros.

La visibilidad euskera terminó en febrero de 2009, cuando fue arrestado el oficial de inteligencia que los controlaba bajo fachada de Presidente del empresariado vasco en la isla.  Espionaje fue el cargo presentado.

Con el General Escalona Reguera como fiscal, sobre Conrado Hernández pende, sin lugar a dudas, la condena a muerte. A no ser que su vida se convierta en pieza de cambio para la política exterior de la isla, ante la sensibilidad que tal medida despierta en Europa.

A Conrado y su esposa Amalia, teniente coronel de los servicios médicos del Ministerio del Interior, se les acusa de pasar información al Centro Nacional de Inteligencia  de España. Un delito que en Cuba se paga con la pena máxima, la muerte que, aunque en moratoria, no está derogada.

En marzo del año 2009, los zares de la política exterior cubana fueron despojados de todos sus cargos por relacionarse con él. Carlos Lage, Fernando Remírez y Felipe Pérez Roque, Vicepresidente del Consejo de Estado, Secretario de Relaciones internacionales del partido comunista y Canciller, respectivamente, vieron truncarse sus carreras políticas al relacionárseles.

Un video, circulado en secreto entre la cofradía comunista, mostraba fotos de un día de campo familiar donde aparecían los defenestrados. En la retórica del gobierno era la prueba fehaciente de la traición.

Al caso se vinculó la salida de la isla de tres funcionarios de la inteligencia española. Según la prensa, los iberos chequeaban a los etarras residentes en la isla. Otros reportes dicen que recogían información de los cambios de liderazgo que ocurren en el país, luego de la renuncia de Fidel Castro y la asunción de su hermano Raúl.

Sean ciertas o equivocadas estas hipótesis, sobre Conrado pende una condena que implica al gobierno español. Un poderoso mecanismo de presión y chantaje  para fortalecer las intenciones del canciller Miguel Ángel Moratinos de dinamitar ahora la Posición Común de la Unión Europea  que data de 1996, luego de levantar las sanciones sobre el gobierno cubano impuestas tras la Primavera Negra de 2003.

En esas maniobras España está comprometida con el gobierno cubano y algunas fuentes afirman que, para ablandar a los países más reticentes, prometió la liberación de diez de los prisioneros de la Primavera Negra, si se logra levantar la posición común. 

Mientras, en el calabozo de Villa Maristas, Conrado yace en silencio, esperando que lo declaren pieza de negociación. En tanto, los etarras del quinto piso arrían sus banderas.