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Los logros socialistas de los intentos

Tania Díaz Castro 

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Si de pésimas intenciones está poblado el infierno, de frustradas se compone un régimen socialista. Vamos a ver por qué. 

Hace cincuenta años que la Revolución de Fidel Castro llevó a cabo una reforma agraria -la más radical que se conoce en el continente latinoamericano-, cuyos resultados no han sido los que pensó el líder máximo. A lo largo de todo ese tiempo, no se ha producido alimento suficiente para el pueblo, la agricultura ha tenido muy bajos rendimientos, inclusive en los primeros treinta años, durante los cuales tuvimos el subsidio soviético y Cuba contaba con fertilizantes, petróleo, equipos; de todo. Desde hace dos décadas, los precios de los productos agrícolas no guardan relación alguna con los salarios de los trabajadores.  

El fracaso ha sido total. Por sólo poner un ejemplo, después que la legendaria vaca Ubre Blanca falleciera, tras brindar 109 litros y medio de leche en tres ordeños e impuesto un récord mundial de 24,268.9 litros en un año, los cubanos no hemos podido desayunar con leche, adquirida a precios normales, nunca más. Ni siquiera los ancianos. 

Analizar por qué la producción agrícola es un fracaso en la Cuba socialista no es nada difícil. El propio viceministro del ramo, señor Alcides López, expresó al diario Juventud Rebelde en meses pasados: “Todo radica en problemas estructurales y de fondo, los que requieren con urgencia de nuevas medidas”.  

Dijo además que hacen falta palancas económicas que motiven al campesino a producir, que el trabajador agrícola se sienta orgulloso de ser campesino. ¿Acaso quiso decir con esto que si se continúa organizando la producción bajo métodos socialistas no se resolverá el problema? 

A buen entendedor, pocas palabras. Ni con la ayuda del sabio científico André Voisin, el trabajo voluntario, el traslado de estudiantes al campo, los proyectos de leyes que van y vienen, los congresos y la propaganda triunfalista, se ha logrado que la fértil tierra de Cuba socialista pueda dar de comer nuestro pueblo.  

Dan risa las informaciones divulgadas en la prensa estatal. En junio de 2003 Granma, órgano oficial del régimen, destaca la producción de hongos comestibles que se lleva a cabo en casi todo el país, con fines de incrementar la calidad de la dieta de la población, crear nuevos puestos de trabajo y sustituir importaciones. ¡Esto, en Cuba, un país donde nadie come hongos!

En 2004, la televisión anunció que hacía décadas se venía desarrollando la cría de faisanes en el poblado habanero de Caimitos, idea que propuso la guerrillera fallecida Celia Sánchez Manduley. En septiembre de 2005 Juventud Rebelde anunció que Cuba iniciará la producción de distintas especies de bambú para la construcción, la industria ligera, etc.. En marzo de 2007 la Agencia Internacional de Noticias -AIN- divulgó que en la provincia de Pinar del Río florecían las siembras de melocotoneros. Y por último, en enero de 2007, Granma nos hace saber que en Madruga, aumenta por días la producción de conejos. 

Nada más se ha vuelto a saber de los hongos, los faisanes, el bambú, los melocotones, y mucho menos de los conejos.  

¿Tendría razón Winston Churchill cuando dijo que “el socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, la prédica de la envidia, y su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria?”.