www.cubanet.org
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente y su autor.
 

Nuevo aporte a la criminalística (I parte) 

René Gómez Manzano 

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Los que, ya sea por necesidad profesional o por simple curiosidad, nos hemos interesado en la criminalística, sabemos de los progresos de esa ciencia a lo largo de los tiempos, particularmente en el Siglo XX.  
Recuerdo, décadas atrás, el libro El siglo de la investigación criminal, que causó furor en nuestra Patria. Aunque la obra acumulaba méritos suficientes para ello, hay que reconocer que no tenía competencia, ya que por aquellas fechas la televisión nacional no presentaba series norteamericanas de calidad, como las que sí vemos ahora.  

Entre los programas actuales destaca  La ciencia contra el crimen, que conduce el destacado médico legista Jorge González. En él, al igual que en otros populares horarios, se proyectan episodios de seriales tales como Detectives médicos, Casos no resueltos, ¿Se hizo justicia?, CSI, y otros. Gracias a la formidable industria del entretenimiento del “enemigo”, los cubanos interesados en estos temas pueden mantener sus conocimientos al día. 

Uno de los grandes aportes a la investigación criminalística —probablemente el mayor de todos los tiempos— es el descubrimiento del ADN. Mediante este admirable avance científico resulta posible determinar con absoluta seguridad, en todos los casos en que ha quedado material genético, si un individuo específico es autor o no de un hecho concreto.  
Por series como las mencionadas sabemos de infinidad de sucesos en que los culpables de un crimen han sido apresados y sancionados gracias a esa nueva técnica. Incluso hay casos en que esta técnica se aplica a fechorías perpetradas años atrás, cuando  todavía no existía. En otros casos sucede lo contrario: después de guardar injusta prisión durante decenios, se prueba la inocencia de un reo, gracias al ADN.  

Sin embargo, en Cubita bella, como resultado del régimen comunista, se ha hecho otro tipo de “aporte” relacionado con la temática de ese moderno recurso investigativo: en la provincia de Las Tunas ha sido sancionado un ciudadano como supuesto autor de un delito gravísimo, a pesar del ADN. 

Se trata de Rafael Ramos Utra, preso desde hace más de cuatro años, acusado de violar a una vecina. Existe en su caso un dictamen del Laboratorio Central de Criminalística (LCC), que afirma terminantemente que “no existe relación entre el semen presente en el blúmers (bragas) y la muestra de sangre” del inculpado; pero ya se sabe que un tribunal cubano no se arredra ante una bobería de ese tipo, como tampoco se amilanan por esa razón los policías, fiscales y demás autoridades actuantes. Todos se han unido al coro que a una sola voz pide, aplica, aplaude o ratifica el encarcelamiento de Ramos Utra.  

Frente a ellos, una sola disonancia: la voz resuelta del valiente defensor Carlos Manuel Pérez Ricardo, del Bufete Colectivo de Majibacoa. Él, manteniendo en alto los principios de la ética profesional, respalda y encauza las protestas de inocencia que desde el mismo momento de su detención ha hecho y sigue haciendo el inculpado.

En la documentación facilitada por los familiares podemos seguir, paso a paso, la lucha denodada del competente abogado porque resplandezca la inocencia de su cliente: peticiones dirigidas al instructor, queja a la fiscalía, escrito razonado de conclusiones, recurso de casación, solicitudes de revisión. Todo lo ha intentado, pero siempre ha encontrado oídos sordos. Como el héroe del relato kafkiano, el licenciado Pérez Ricardo lleva ya más de cuatro años ante un portón que parece destinado a no abrirse jamás. 

(Continúa)