www.cubanet.org
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente y su autor.
 

Relato de una madre

José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) -  El 13 de octubre de 2007 a las ocho de la mañana, Yamil Domínguez Ramos, ciudadano estadounidense de origen cubano, arribó a La Habana a bordo de una embarcación, por el puerto internacional Marina  Hemingway. Desde entonces se encuentra preso en Cuba, condenado a diez años de cárcel por el presunto delito de tráfico de personas. 

Su mamá, Inés María Ramos, residente en la barriada de Miramar, asegura en un largo relato escrito que ha entregado a distintas personas, que su familia y ella han sido “víctimas del personal administrativo y miembros del Ministerio del Interior, y los órganos del sistema penitenciario y jurídico cubanos; quebrantando nuestros derechos civiles nacionales e internacionales”. 

Inés María afirma que su hijo salió de Florida rumbo a Cancún, pero que las condiciones  meteorológicas  le obligaron a recalar en Cuba. 

“Tenía la bandera izada, las luces prendidas, la matricula de su bote legal, ambos GPS (el manual y el de la embarcación) estaban encendidos, ninguno de los GPS tenían programada la carta de navegación de Cuba y llevaban un punto marcado que era un cayo de Florida”. 

A tenor con el relato, Domínguez Ramos mostró a las autoridades en Marina Hemingway, sus documentos, incluyendo su licencia de contratista general, expedida en los Estados Unidos, y alegó que es dueño una compañía constructora llamada YD Contract Flooring, Inc. Al parecer, nada de eso fue útil. 

“Yamil fue trasladado a Villa Maristas (cuartel general de la policía política) para una supuesta investigación; incomunicado y expuesto a constantes interrogatorios.
Vulneraron su derecho a comunicarse con su abogada, sólo pudo verla 17 días después que la familia la contratara  por una suma de 5 mil CUC (unos seis mil dólares, cifra equivalente al sueldo de 20 años de un profesional cubano) en un bufete común”. 
 
“Durante los 33 primeros días que estuvo en Villa Maristas, sólo recibió 8 minutos de sol y adelgazó 28 libras. Los daños psicológicos, económicos y morales que ha sufrido mi hijo no se reducen sólo a él, sino que afectan a toda la familia que ha vivido esta realidad, fundamentalmente yo, que como madre no puedo soportar el dolor tan hondo que ocasiona el ver cometer una injusticia contra mi propio hijo”. 

La señora Ramos añade que su nuera, Marlene González Rodríguez, fue “utilizada, manipulada, intimidada y coaccionada para realizar una declaración no ajustada a la verdad y en contra del verdadero y único objetivo que tenía mi hijo al desviarse hacia el puerto internacional, sin siquiera advertirle jamás que no estaba obligada a declarar”. 

El 19 de marzo de 2008 fue celebrado el juicio. Tras el pago de otros 500 CUC, la familia presentó un recurso de casación ante el Tribunal Supremo Popular. La apelación prosperó pues fue anulado el dictamen y se ordenó una nueva redacción de la sentencia.

“Después de 1 año y 4 meses privado mi hijo de su libertad, sin una prueba en su contra, el Tribunal Supremo ratifica la segunda sentencia dictada por el Tribunal Provincial de Ciudad de La Habana (TPCH). Las dos sentencias dictadas por el TPCH fueron idénticas”. 

Antes las continuas quejas de la familia y las evidencias de tantas irregularidades, el pasado 31 de enero se presentaron dos oficiales del Ministerio del Interior en el domicilio de la señora Ramos, y le dijeron que “comenzarían una nueva investigación del caso, que nos olvidáramos del fallo del Tribunal Supremo, pues ahora sí se iba a hacer justicia”. 

Y reclamando esa justicia estuvo en febrero último en huelga de hambre y sed durante cinco días, en la prisión Combinado del Este, Yamil Domínguez Ramos. Terminó la huelga tras la promesa de que su situación sería resuelta. 

Su mamá no acaba de comprender el por qué de tanta injusticia y asegura que continuará tocando puertas a favor de su hijo. Mientras que otros familiares creen que el verdadero “delito” de Yamil es ser un joven exitoso en Estados Unidos y haber llegado a Cuba en una embarcación valorada en cientos de miles de dólares, que ya no le pertenece pues fue confiscada.

fornarisjo@yahoo.com