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Más allá del rock LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Esta vez no fue el sorprendente ensamblaje sonoro. Tampoco la arquitectura armónica transgresora y sublime, que sumió a miles de cubanos en un remolino de satisfacciones. La voz de Fito Páez estaba pegada en el papel. Sola, sin acompañamientos, sin el respaldo de esas sencillas estructuras melódicas, pero impecablemente recubiertas de espontaneidad y sentimiento. El roquero argentino expuso en las páginas de un periódico del sur Florida, una visión que excede el género desde el cual ha conseguido catapultarse al mundo. Está convencido de que la revolución cubana se detuvo. Ya no es el mozalbete embargado por la magia de aquel proyecto emancipador inaugurado en enero de 1959. Vino a Cuba por primera vez en 1987. Se le recuerda por la extraordinaria combinación de excentricidad y atinados arreglos musicales, lo que marcó una imagen a prueba de olvidos entre los cubanos tocados por la melomanía. Casi nadie reparó en sus coincidencias ideológicas con los comisarios culturales de la isla. Sobresalía por el novedoso estilo interpretativo y una electrizante comunicación con los espectadores. Sin alardes sellaba una original manera de hacer rock. Con 45 años, Fito Páez se desmarca en público de lo que alguna vez tuvo como un oasis de esperanza en la reformulación de otro orden mundial más justo y equilibrado. Llegó a pensar que Cuba era el modelo a seguir por el resto de los países del tercer mundo. Por eso se le permitió entrar al feudo del partido comunista. Su incipiente fama convenía. ¿Una válvula de escape para el descontento social? No obstante, me inclino a pensar en la importancia iconográfica del músico argentino como elemento de legitimación. Las dictaduras siempre están a la caza de soportes mediáticos muchas veces a cuenta de estrellas del mundo del espectáculo. En este caso procedente de una nación sudamericana con notable presencia en la dramaturgia del poder dentro de la isla.
Quisiera escuchar entre sus próximas creaciones alguna referencia a las tragedias bajo la férula del partido comunista. Hay tela por donde cortar. Demasiadas víctimas, tribulaciones sin límites. Mucho más que en el Chile de Augusto Pinochet. De acuerdo a lo expresado respecto a la Cuba actual, el cantautor no está al margen de la realidad. Sabe que la utopía se derrumbó. Hace falta un rock para la despedida.
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