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Muela y amago José Hugo Fernández LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Cuando en los potreros de Cuba apenas quedan vacas, diezmadas durante décadas por falta de fomento, por la desidia y por el robo, el régimen manifiesta su alarma ante el éxodo de ingenieros pecuarios hacia otras profesiones. Igualmente le inquieta que los agrónomos no quieran doblar el lomo tierra adentro, cuando de sobra es sabido que la tremebunda escasez de productos del agro que sufrimos, con o sin huracanes, no tiene que ver con la aplicación de la ciencia, sino más bien con la desaplicación de la conciencia. Pero si de los problemas del agro se trata, mucho más que lamentar el éxodo de agrónomos e ingenieros pecuarios, les convendría verificar que en este momento –tal como ha venido sucediendo durante varios decenios- continúan desalentando al guajiro mediante coyundas que frenan su laboriosidad. De muy poco vale el nuevo remedo de reforma agraria consistente en la entrega de parcelas a personas previamente escogidas según características, que no siempre se relacionan con su historia como trabajadores agrícolas. Una vez en “posesión” de tales terrenos, los favorecidos no disponen de la independencia mínima para trabajarlos de acuerdo con sus propios planes, criterios, necesidades, experiencias. En pocas palabras, es lo omnipresente en nuestra isla, siempre y en todos los sectores: la falta de libertad entre la gente para vivir y dar vida a los demás, para prosperar y hacer que el país prospere mediante el concurso mancomunado, pero partiendo del esfuerzo y de la voluntad soberana de cada cual. |