www.cubanet.org
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente y su autor.
 
 

 

Comercio vertical

Miguel Iturria Savón

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Acabo de escuchar la entrevista de una periodista del programa Haciendo radio Mirurgia Set, responsable de servicios especializados del Ministerio de Comercio Interior, a cuya instancia se subordinan las empresas provinciales y municipales de servicios, las cuales controlan a los talleres de reparación de equipos electrodomésticos, las tintorerías y lavanderías, las barberías y peluquerías, los centros restauradores de calzado y los controvertidos salones de belleza que funcionan en el país.

La reportera capitalina usó con dinamismo telefónico a dos colegas suyas ubicadas en Cienfuegos y Santa Clara, donde entrevistaban paralelamente al director de la empresa de servicios de esas provincias. Las periodistas pusieron en jaque a la funcionaria ministerial y a los directivos territoriales, quienes derrocharon cifras y un catálogo de carencias materiales para justificar la ineficacia. “El Estado ha perdido espacio con las peluqueras, pero existen proyectos para equipar y abastecer a los centros y mejorar la calidad”, dijo Mirurgia con ardor patriótico.

No voy a reseñar los detalles de la excelente entrevista escuchada en la emisora habanera. Haciendo radio es un programa que a veces habla claro, aunque sus periodistas no se atreven a rebasar los límites de la verdad oficial.

No pueden decir, por ejemplo, que es absurdo e imposible controlar desde un ministerio a la red de barberías, peluquerías y talleres reparadores de equipos en toda la isla. Aún no es posible censurar desde la radio o la prensa cubana la asfixia impuesta por un esquema estatal que lo maneja todo y no responde por nada.

La entrevista sobre el colapso de los salones de belleza y otros centros de servicios locales me hace recordar a las desaparecidas “casas del huevo”, las de té y las de yogurt. Todas nacieron y murieron en la infancia del eufemístico “período especial”. Casi nadie recuerda a esos comercios instituidos por algún burócrata que olvidó el abastecimiento y las claves humanas que entrelazan el interés con la calidad.

Cuando escucho las palabras servicios y calidad pienso en los límites del comercio vertical. Parece que el control desde un centro acaba con las iniciativas y la responsabilidad individual.

Tal vez el programa humorístico Deja que yo te cuente sea más ilustrativo que las declaraciones de un funcionario. El actor y guionista Nelson Gudín nos muestra en la televisión a un destartalado taller de reparaciones, donde los slogans sustituyen a las piezas de repuestos y las estadísticas administrativas suplen la calidad. ¿Será la imagen de los servicios en Cuba?