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Nada más que ron Leafar Pérez LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) – En Cuba, el alcoholismo es la causa de gran número de accidentes de tránsito. También del aumento de la violencia y del incremento del número de suicidios en nuestro país. Hace unos días murió el padre de un amigo. Decidí acompañarlo en tan doloroso trance y fuimos a la funeraria. Al llegar vimos sobre el féretro una botella de ron. Dijeron que el viejo había sido muy divertido. Vaso a vaso, de boca en boca, se dio fin a la primera botella. Luego descorcharon otra en un dos por tres. Me despedí de los dolientes, convencido de que hay lugares que demandan un comportamiento y respeto especiales.
El malecón habanero es un sitio donde enamoramos, miramos la puesta de sol y llevamos a nuestros hijos a tomar aire fresco. Es común ver a personas solitarias, en grupos, parejas con botellas en las manos. A veces se trata de bebidas compradas a vendedores ambulantes a precios irrisorios, y con nombres tan sugerentes como: rompepecho, azuquín, alcolifán. Si tomamos en cuenta que la ingestión de bebidas alcohólicas desinhibe, la escena puede tornarse una película para mayores de 16, con lenguaje de adultos, violencia y sexo. Y no de noche precisamente. El show se repite a cualquier hora y sitio. Ómnibus con borrachos, piropos obscenos a las mujeres que pasan, ofensas contra el que aparezca.
En las fiestas infantiles es más fácil conseguir un trago de ron que un refresco. Si a eso le sumamos que el reguetón y la salsa han puesto en peligro de extinción las canciones infantiles, ¿qué podemos esperar de nuestros niños? La escena se repite como los capítulos de cualquier novelón. Hombres y mujeres, jóvenes y viejos, tomando cualquier cosa a cualquier hora, con diferentes grados de ebriedad. Si se les preguntas por qué siempre andan borrachos responden que aquí na´ma que hay ron.
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