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Vivir en el pasado Jorge Olivera Castillo, Sindical Press LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - La revolución cubana le tiene fobia al futuro. Sólo en el pretérito encuentra su razón de ser. Es allí donde es posible la compra -a plazos- de los repuestos para mantener en marcha su maquinaria ideológica. Los autócratas del socialismo no se dan por vencidos. Van a Moscú a escarbar entre el capitalismo y una pluralidad política más figurativa que real. Saben que debajo de esas estructuras perdura la herencia de la hoz y el martillo. Es allí donde pueden encontrar las piezas idóneas para mantener funcionando el sistema que crearon hace más de 50 años. Cuba, como ya hizo en el pasado, accede a entrar en el juego para lograr ventajas económicas y ampliar el rango de legitimidad política ante la comunidad internacional, al conseguir un tratamiento diferenciado de un país poderoso. Es difícil pensar en una reedición de la época en que la Unión Soviética enviaba a Cuba miles de millones de rublos anuales, en calidad de subsidios. No obstante, en la condiciones actuales, el factor político entra a jugar su papel en la consolidación de un equipo de gobierno que deberá afrontar una serie de desafíos para lo cual necesita respaldo y reconocimiento de países como China y Rusia. A ninguna de las dos naciones le conviene un cambio integral en Cuba, que incluya el tema económico, como el referido a los derechos civiles y políticos. Lo admisible sería una limitada apertura en la economía bajo el mando único del partido comunista. De acuerdo al desarrollo de los acontecimientos los votos definitivamente favorecieron a Rusia. En los cálculos del gobierno Medvedev es más confiable que Hu Jintao, ya que los fundamentos del socialismo cubano tienen que ver con Nikita Jruschov y Leonid Breznev, y no con Mao Tsé Tung y Deng Xiaoping. Mirar al futuro desde La Habana es la manera más insensata de perder el tiempo. La visión es borrosa, y no hay cambios en las imágenes. Entre las penumbras, el rostro de Raúl Castro junto al de Vladimir Putin y Dimitri Medvedev. Es el futuro que se acerca para fundirse con el pasado, ese terrible lugar donde permanecemos confinados a perpetuidad. oliverajorge75@yahoo.com
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