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Abril 7, 1999
Mensaje del Movimiento
Cristiano Liberación al Congreso de la Internacional Demócrata Cristiana
Queridos Compañeros:
Mi mensaje es de esperanza. No puedo estar físicamente con ustedes porque el gobierno de
mi país me lo impide. Pero esto no nos derrota. Una de nuestras mayores victorias es que no
aprendimos a odiar, ni aprenderemos. Saludo a todos los participantes en el Congreso a nombre del
Movimiento Cristiano Liberación y de todo el pueblo cubano.
Agradezco a el señor Ricardo Arias Calderón, que ha sido presidente de la
Internacional Demócrata Cristiana, y a los señores Javier Ruperez y Antonio Duran la
invitación para asistir a este Congreso y por hacernos sentir parte de esta gran familia Demócrata
Cristiana.
Quiero señalar que el señor Duran Illeida vino a Cuba y realizó los trámites
y gestiones a favor de mi visita.Y me la han negado y por eso no estoy hoy con ustedes. Pero lo más
importante no es esta gestión que el señor Duran realizó, sino la constancia y
la solidaridad con nosotros que ha mantenido y además, su profundización en el
conocimiento de nuestra difícil realidad y la sensibilidad mostrada para con los demócratas
cristianos cubanos. Los únicos que en este continente vivimos bajo persecución. Esta
persecución no sólo la sufre el Movimiento Cristiano Liberación, sino otros
cubanos que también trabajan inspirados en el humanismo cristiano y con los mismos objetivos.
Unos y otros, casi siempre, son expulsados de sus trabajos, fichados y acosados, pero sostenidos por
una fe inquebrantable y con la profunda convicción de que el don de la libertad que Dios ha
dado al hombre no puede ser arrancado por ningún poder. En el documento "Cuba hacia el
2000" exponemos la posición y la visión que tiene el Movimiento Cristiano
Liberación sobre Cuba su futuro y lo que esperamos del mundo.
La democracia cristiana mira hacia el 2000 con todos sus desafíos y no debe de ninguna
forma renunciar a sus raíces, a su fuente de inspiración, que son los valores evangélicos,
porque perdería su razón de ser y su propia identidad. La apertura, renovación
y transformación que necesita la democracia cristiana en el mundo debe tener como línea
de orientación, la coherencia con esos valores cristianos y el redescubrimiento de sus raíces.
Somos radicales, porque amamos radicalmente a nuestro pueblo y somos radicalmente pacíficos
y amantes de la libertad, trabajadores por la justicia y la reconciliación. Por esta razón
lanzamos esta voz de alerta, pues hoy hay una fuerte tendencia a la aceptación de la situación
de opresión que sufre el pueblo cubano como algo inevitable y asimismo al acomodamiento a
esta realidad opresiva tanto, desde el interior como de factores externos. No aceptaremos ningún
proceso donde se excluyan los cubanos, negándoles sus derechos, ni la construcción de
una nueva forma de opresión. En Cuba hay consenso por el cambio y dentro de la sociedad
existen diversos sectores e individuos que se esfuerzan por superarse, llevar una vida normal,
satisfacer sus necesidades y expresarse libremente. Esos intentos, esta lucha por el cambio pacifico
debe ser apoyado. La opción por Cuba debe ser la opción por la esperanza y opción
por la solidaridad. Los cambios que queremos los cubanos y nuestra determinación de lograrlo,
se cantan en una sola palabra: LIBERACIÓN.
Un abrazo fraternal para todos los hermanos demócrata cristianos en el mundo.
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