MOVIMIENTO CRISTIANO DE LIBERACION

Octubre 25, 2000


La democracia en América Latina. Avances y retrocesos. Cuba, democracia y liberación

Ponencia para el Congreso de la Organización Internacional de Partidos Demócrata Cristianos, Populares y de Centro

Cuando hablamos de crisis de la política, de los partidos en esta era, donde el concepto de Globalización es aceptado como una realidad que nos alcanza a todos, es porque consideramos que hay millones de seres humanos que arriban a esta era en franca desventaja. Por eso no podemos afirmar que esta era de avances tecnológicos y de transformaciones sociales sean también de avances para toda la humanidad, al no ser que se excluyan de esta, a esas multitudes que pudieran quedar o ya están postergadas, como sentenciadas a un desfasaje del desarrollo integral.

La crisis es de la política porque se cuestiona si van a gobernar las personas, los pueblos, para las personas y los pueblos o si perderán el control ante fuerzas ciegas, donde parece que todo lo que se puede hacer en materia de aplicación del conocimiento científico, en materia del desarrollo del Mercado, en materia, por ejemplo de la acción de los Medios Masivos de Comunicación, fuera lícito o aceptable. Nuestras afirmaciones pueden sonar como retrógradas, pero al contrario, creemos que todo lo que deshumaniza, es lo verdaderamente retrogrado. Pensemos por ejemplo en campo de la biotecnología y como, la no distinción entre el bien y el mal, puede llegar a causar una alteración de la misma condición humana, donde las imagines de los seres alterados de La Guerra de las Galaxias se convierten en un peligro real. Tendremos que hablar no solamente de los Derechos Humanos, sino de nuestro derecho a SER HUMANOS. ¿Referencia? Creados a imagen y semejanza de Dios Padre. Lo mismo ocurre en el campo del Ambiente, donde nadie escapará si la civilización no corrige su rumbo en sus relaciones con lo que antaño llamábamos Naturaleza. El Señor no dijo "devorad la Tierra", sino "dominad la Tierra". Dominad la Tierra, no los hombres los unos a los otros. Fuimos creados libres, por eso somos libres.

Aunque no lo parezca desde el principio estoy hablando de política. Política como servicio y no como consumación de la ley del más fuerte, del que más tiene. Esta política se realiza en la democracia, no en el dominio de una élite, por brillantes y loables que sean sus postulados. La democracia real, que implica pluralismo y participación, capacidad de los ciudadanos y las sociedades en conjunto, no solo para elegir y renovar a los que harán el servicio público, sino para diseñar y realizar su proyecto de justicia y desarrollo integral, pensando en cada persona, en la comunidad, en la Humanidad.

Parece que la globalización es un fenómeno incontrolable y no es así. Los pueblos mediante la política pueden canalizar y orientar lo que a la larga no es más que la acción del hombre y no de supuestas fuerzas ciegas. Esta política de la que hablamos es inseparable de la solidaridad, que no está reñida con el desarrollo, al contrario le es imprescindible.

En partidos políticos se debe generalizar la tendencia de actuar como empresas y sus dirigentes como gerentes, donde el vínculo con los ciudadanos se reduce a la campaña electoral, en la que quien convence a los que creen en las elecciones es el que gana el poder. En Latinoamérica se vive hoy un proceso de democratización donde, excepto en Cuba, se han superado las dictaduras y regímenes autoritarios. Es el momento para que nuestros partidos reflexionen sobre su razón de ser: la luz de los valores del humanismo cristiano que nos inspiran. Se exige audacia y determinación, para desde la democracia política lograr la realización de proyectos que promuevan la democracia económica. Este es un gran desafío. La experiencia venezolana, donde el pueblo depositó su voto democrático para dejar en el camino estilos y proyectos, que en la democracia, fueron incapaces de satisfacer sus necesidades y expectativas, ahora tiene ante sí la tarea de realizar un proyecto de justicia social y desarrollo. El error sería creer que para lograrlo tienen que entregar el poder soberano a un caudillo o a un partido, o renunciar al pluralismo político, o al derecho a las libertades económicas y ceder sus libertades fundamentales. De esa forma no lograrán justicia ni desarrollo, sólo otra oligarquía. Lograrán un proyecto de justicia si conservan y practican la democracia pluralista, los derechos fundamentales y el control de la ciudadanía sobre el poder que libre y democráticamente han concedido a este gobierno. Esta es tarea de todos los venezolanos.

Para Cuba el proceso de cambios hacia la justicia social, el respeto a los Derechos Humanos y el Desarrollo Integral se llama Liberación. No está nuestra sociedad en la situación de Europa comunista a fines de la década de los ochenta. Tampoco queremos copiar sus variantes de transición. En primer lugar queremos responder a los que nos preguntan si estamos preparados para el cambio, como si el cambio fuera el problema. Para lo que no estamos preparados es para seguir soportando la opresión en todos los campos. El fantasma de que el cambio nos hará perder la soberanía y traerá más diferencias no es creíble. El problema no está en el derrumbe del comunismo, sino en la ruina que es el comunismo. Mientras más duradero peor. Los regímenes totalitarios como los de Europa comunista y Cuba, mantienen a los pueblos en total desventaja y sin instrumentos de defensa social. En estas condiciones los jerarcas de Europa comunista, usurpando los bienes de los pueblos amordazados y maniatados, se convirtieron en empresarios, en hombres ricos que el mundo aceptó como legítimos. En esas circunstancias se dieron los políticos y ahora, en algunos casos, esos antiguos dirigentes, que entonces son gerentes, practican su capitalismo, con el mismo despotismo que practicaron la política del comunismo. En algún caso siguen siendo gobiernos, en otros son mafia, aunque en la mayoría de esas naciones se consolida la verdadera democracia pluralista.

La diferencia con Cuba es que en nuestro país, también los dirigentes son gerentes, viven como ricos, están minando el país con inversiones extranjeras, tienen grandes recursos, hacen relaciones con el mundo de la empresa internacional, pero mantienen el régimen totalitario donde Fidel Castro es el jefe inapelable y los demás se preparan para ser los ricos del futuro. Mientras, se reprime el intento de la sociedad civil independiente por defender los derechos del pueblo y establecer un tejido propio, que le permita reconstruir el país. En este sentido el régimen totalitario de Cuba, como los de Europa comunista y Corea del Norte, actúa como el virus del sida, matando todo el sistema defensivo del cuerpo social e intentando aniquilar la sociedad civil en cada brote de independencia. De esta forma consolidan los privilegios de una minoría, mientras el ciudadano se ha convertido en marginado. En Cuba hay una sociedad de ricos y pobres, éstos sin derechos. Lo demás es mito.

Sin embargo, esta sociedad civil sí existe. Muchos son los cubanos que han tomado conciencia de esta realidad y rechazan vivir con una máscara. De aquí que es urgente que la solidaridad con el pueblo cubano se enfoque hacia los que trabajan por el cambio hacia la democracia y el respeto a los Derechos Humanos. En la declaración Todos Unidos, la mayoría de las agrupaciones cívicas y defensoras de los Derechos Humanos en Cuba, se pronunciaron por este movimiento cívico y pacífico como vía de solución. Pero no solamente es una intención, es un proceso que ya está en marcha y protagonizado por los propios cubanos. No apoyamos el aislamiento de Cuba desde el exterior, pero tampoco aceptamos la afirmación de que la política de Estados Unidos hacia Cuba impida la democratización, ya que este criterio condiciona nuestro derecho a los cambios internos a la política de un gobierno extranjero.

Queremos destacar que no tienen sentido los temores difundidos, casi como una doctrina, sobre el posible retorno de los cubanos del exilio. Nuestra Diáspora es parte inseparable del pueblo cubano. ¿Acaso los chilenos temían a sus exiliados políticos cuando regresaron después de la apertura democrática? El problema no está en nuestros hermanos de la Diáspora, sino en los que están apropiándose de Cuba a espaldas del pueblo. El proceso de transformación de Cuba es tarea de todos los cubanos, los de adentro y de afuera. Por eso tampoco aceptamos que este proceso de cambios sea determinado por leyes extranjeras.

Dentro de Cuba está el problema, y es entre el Gobierno y el pueblo. Es al pueblo cubano a quien se debe consultar. Por eso estamos proponiendo un Referendo, para que los cubanos decidan. La solidaridad con Cuba no puede realizarse únicamente a través del gobierno, que se niega al cambio y que controla todos los aspectos de la vida económica, política y social basado en su política de exclusión. Tampoco limitarse a mensajes a este gobierno, que nunca escucha. Solidaridad es apoyar moral y políticamente a los que luchan por la libertad y la democracia dentro de Cuba. Ahora estamos exigiendo, apoyados en la Constitución, un Referendo sobre el Proyecto Varela. Este proyecto propone cambios en las leyes para garantizar a los ciudadanos la práctica de las libertades fundamentales y para que se inicie un proceso gradual y pacífico de democratización de la sociedad cubana.

Oswaldo José Payá Sardiñas
Coordinador Movimiento Cristiano Liberación



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