Ponencia al Encuentro de Cooperativas Independientes

La Vida de la Mujer Campesina

Autora: Oria Hernández Pérez

Encuentro Inter Cooperativas Independientes
Loma del Gato, Santiago de Cuba
5 de mayo de 1998

Antecedentes

Hija de campesinos, campesina desde que nací, he sufrido los rigores y las vicisitudes del campo. Tengo 56 años de edad. Ayudamos a esta revolución en lo que pudimos, con ansias de cambiar la vida y tener un futuro mejor. Soy madre de 5 hijos, todos campesinos que viven sobre el surco de sol a sol, derramando su sudor honradamente casi sin recursos, contando nada más con sus brazos, hijos a quienes les hemos dado la mejor educación y les hemos enseñado a seguir el camino correcto.

Desarrollo

Expongo en nombre de todas las mujeres campesinas de este lugar que están pasando lo mismo que yo, aunque le agradecemos a la revolución que por medio de ella educamos a nuestros hijos y en cuanto a la salud no tenemos quejas, pues ha habido mucha preocupación por parte de ella también, esto lo reconocemos. Pero a esta altura, la vida de la mujer campesina no ha cambiado en nada, estamos cocinando con leña, alumbrándonos con mechones, y la mayor parte del tiempo nos la pasamos a oscuras pues no nos sitúan queroseno. Yo estoy operada de la vista y el médico me prohibió coger humo y es lo que más hago, pues no me queda más remedio que hacerlo, y así están las demás campesinas, las hay con niños chiquitos, ancianos delicados de salud. Yo casualmente tengo mi suegra que está viejita y enferma, y a media noche si se ofrece darle una medicina, quién a oscuras puede leer y estamos nada más a 4 km. de la electricidad.

Las casas están en mal estado y no tenemos esperanzas de arreglarlas, pues no nos dan la posibilidad de materiales, tenemos que ver nuestras casas derrumbarse y no podemos hacer nada.

Nos quitaron el policlínico que los campesinos ayudamos a construir, el cual tenía sala de maternidad, laboratorio, farmacia, departamento de estomatología, más ambulancia las 24 horas del día, y ya se iba a poner un departamento de rayos X para ponernos un consultorio médico que no cuenta con ningún recurso, además el camino que tenemos para ir a la ciudad a 38 km. está en muy mal estado, prácticamente estamos incomunicados. Yo sufrí el dolor de ver morir a mi papá bajo un tiempo de agua muy grande sin asistencia médica, pues no lo pudimos sacar.

Aquí los campesinos criamos aves, cerdos, y otros animales más y por la noche luego de todo el trajín diario casi no podemos dormir debido a la delincuencia, ya que nos velan el sueño para apropiarse de lo nuestro, hacemos la denuncia a las autoridades y a los dos o tres días están en la calle robando otra vez y continúa peor la situación.

También si llevamos nuestros productos a la ciudad para consumirlo o para una familia o para lo que sea, --que no es robado-- la policía nos lo decomisa y si es posible nos pone una multa. Yo entiendo que no lo hacen deliberadamente, lo hacen amparados por una ley que nos afecta grandemente, carecemos de alimentos, no tenemos carne roja, que es la que tiene todas las proteínas que necesita el cuerpo, principalmente los niños para su desarrollo, a los 7 años ya no le dan leche, que es cuando verdaderamente necesitan crecer sanos y fuertes, y puedan estudiar, pues se puede decir que a esa edad comienza la etapa escolar.

Estamos sometidas a las más rígida escasez, carecemos de zapatos, ropas, utensilios que son indispensables en el hogar, debido a que no podemos enfrentarnos al dólar, en las tiendas todo es muy caro y nos pagan por nuestros productos precios muy bajos, no compensa una cosa con la otra, el pan uno por persona, cada día más chiquito y con menos calidad, y no todos los que vivimos en el campo disponemos de las viandas para nuestros desayunos como se hacía en otros tiempos.

Las donaciones no llegan a nuestras manos, estamos desinformados, no podemos oír ni un radio, pues no nos sitúan baterías, no sabemos ni la hora en el mundo en que vivimos, no hay periódicos ni revistas, así que mucho menos hablar de la televisión.

Conclusiones

Yo pienso que muchas de las cosas que planteamos tienen solución con esta idea que nos ha surgido, porque yo oí hablar a Raúl Castro en Jatibonico donde dijo que donde quiera que surgiera una inquietud, una crítica, una idea, que sea en beneficio, para salir adelante sería oída y respetada, por eso hemos decidido hacer esta ponencia.

El problema de la carne roja tiene solución, solamente dando autorización a todo el que cría ganado de poder sacrificarlo y vender su carne de acuerdo a los precios vigentes en el mercado, que al principio serían altos pero luego irían bajando, pero así el que la cría podría consumirla, con ello también se eliminaría el hurto y sacrificio ilegal del ganado y se incentivaría la crianza ya que se podría sufragar su costo, porque hasta ahora todo parece indicar que va en camino de extinguirse la masa ganadera en Cuba.

Otro de los problemas que yo planteé como el de la vivienda tiene solución permitiéndonos utilizar nuestros recursos naturales como la palma real y las maderas que están en los terrenos de nuestra propiedad para reparar nuestras casas, así como que se nos venda libremente los materiales de construcción como el cemento y otros que son utilizados en obras menos importantes para el ser humano.

El decomiso de los productos del agro es una pena. Esto puede eliminarse de inmediato, no necesita de recursos sino, de un cambio de política con respecto al concepto del derecho que tiene el hombre como productor. Con la liberación del mercado esto se resuelve de inmediato.

Los otros problemas que yo planteo también tienen solución, digo así, porque los demás campesinos piensan como yo, y escribo esta ponencia en nombre de todos. Pedimos atención y respeto para el campesino, más ayuda para así poder luchar y contribuir a sacar la economía del país adelante, desde donde está sometida, por lo que pedimos la libre comercialización. Seguimos con la esperanza de que nos van a escuchar y vamos a salir adelante para el beneficio de todos.

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