La mujer cubana
Intervención de Gisela Delgado Sablón, Directora del Centro de Estudios Independientes para la Formación y el Desarrollo Integral de la Mujer Cubana en el Encuentro de Organizaciones No Gubenamentales Cubanas celebrado el 12 de noviembre de 1999 y suministrada al Buró
de Información de Derechos Humanos para su divulgación.
Distinguidos Visitantes
Queridos Compatriotas
Hoy la mujer enfrenta uno de los desafíos más dolorosos que le ha impuesto la vida y la historia de más de 40 años de un sistema ideológico único, que ha traido consigo el desmembramiento de los hogares cubanos, como consecuencia de una crisis social, la
partida de los hijos y el desmoronamiento de los sueños, atravesados por una dura realidad y que ya no es posible habitar en aquel futuro luminoso, lleno de paz y comunión, que nos fuera anunciado.
La mujer cubana, es cierto, que ha alcanzado un nivel educacional superior a la media de los países en vías de desarrollo, no por ello ha dejado de sufir las inmensas calamidades que origina un sistema abarcador que nos ha sumido en penurias, cuya solución no podrá
encontrarse sin la participación de toda la sociedad. Para ello requiere márgenes de libertad que no se permiten en la Nación, porque constituyen según la versión oficial actitudes que no se corresponden con la supuesta moral que estamos obligados a practicar.
Por tanto, no es la sociedad la que elige su camino; es el Estado el encargado de ello, suplantanto el papel de la familia y de la mujer en partícular.
Las mujeres cubanas sufren de una sobrecarga emocional que en ocaciones sobrepasa su voluntad y sus fuerzas físicas. Con estos años de racionamiento que no se puede predecir su fin, y que no se aporta a la dieta las calorias imprescindible para una vida sana que no le es posible
con un salario satisfacer las necesidades más elementares de la familia, es decir una existencia conforme a la dignidad humana. Por otro lado, el sistema educacional ha creado deformaciones y hábitos que no están acordes con nuestras costumbres anteriores.
Los jóvenes desde muy temprano se separan del hogar, y en muchos casos adquieren costumbres desordenadas que laceran la moral: la práctica sexual desde muy temprana edad, la promiscuidad, la delincuencia, la drogadicción, la pérdida del amor y del respeto al ámbito
familiar, además del riesgo de contraer enfermedades que en muchos casos resultan fatales.
Cito palabras del Santo Padre en su misa ofrecida en Santa Clara a la familia cubana.
Los padres al haber dado la vida a los hijos tienen la gravisima obligación de educar a la prole y por consiguiente deben ser reconocidos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Esta tarea de la educación es tan importante que cuando falta dificilmente puede
suplirse. Se trata de un deber y un derecho insistuible e inalienable. Es verdad que en el ámbito de la educación, a la autoridad pública le competen Derechos y Deberes, ya que tienen que servir al bien común; sin embargo, esto no le da derecho a substituir a los
padres.
Gracias
Gisela Delgado Sablón
A los presidentes de la Cumbre
Sub Centro de Formación para el Desarrollo Integral de la Mujer Cubana
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